PIDO SILENCIO
Pablo Neruda
Ahora me dejen tranquilo.
Ahora se acostumbren sin mí.
Yo voy a cerrar los ojos
Y sólo quiero cinco cosas,
cinco raices preferidas.
Una es el amor sin fin.
Lo segundo es ver el otoño.
No puedo ser sin que las hojas
vuelen y vuelvan a la tierra.
Lo tercero es el grave invierno,
la lluvia que amé, la caricia
del fuego en el frío silvestre.
En cuarto lugar el verano
redondo como una sandía.
La quinta cosa son tus ojos,
Matilde mía, bienamada,
no quiero dormir sin tus ojos,
no quiero ser sin que me mires:
yo cambio la primavera
por que tú me sigas mirando.
Pablo Neruda
PEÇO SILÊNCIO
Sonetando Pablo Neruda
Agora me deixem tranquilo, sem mim.
Vou fechar meus olhos, mas, antes, desejo
cinco coisas a mais, o mais que inda almejo.
O primeiro é o amor. O amor sem ter fim!
Segundo, o outono dourando o jardim.
Terceiro, o inverno, trazendo-me o ensejo
do beijo da chuva, da chuva de beijo,
do fogo do frio gelando o capim.
O quarto é o verão, um redondo alfenide.
A última coisa, a lenir meus abrolhos,
são teus olhos em mim, amada Matilde.
Eu troco, por ti, primavera em escolhos
por cada mirada, mas deixa-me, humilde,
dormir, ó Matilde, guardado em teus olhos!
Odir, de passagem
Pablo Neruda
Ahora me dejen tranquilo.
Ahora se acostumbren sin mí.
Yo voy a cerrar los ojos
Y sólo quiero cinco cosas,
cinco raices preferidas.
Una es el amor sin fin.
Lo segundo es ver el otoño.
No puedo ser sin que las hojas
vuelen y vuelvan a la tierra.
Lo tercero es el grave invierno,
la lluvia que amé, la caricia
del fuego en el frío silvestre.
En cuarto lugar el verano
redondo como una sandía.
La quinta cosa son tus ojos,
Matilde mía, bienamada,
no quiero dormir sin tus ojos,
no quiero ser sin que me mires:
yo cambio la primavera
por que tú me sigas mirando.
Pablo Neruda
PEÇO SILÊNCIO
Sonetando Pablo Neruda
Agora me deixem tranquilo, sem mim.
Vou fechar meus olhos, mas, antes, desejo
cinco coisas a mais, o mais que inda almejo.
O primeiro é o amor. O amor sem ter fim!
Segundo, o outono dourando o jardim.
Terceiro, o inverno, trazendo-me o ensejo
do beijo da chuva, da chuva de beijo,
do fogo do frio gelando o capim.
O quarto é o verão, um redondo alfenide.
A última coisa, a lenir meus abrolhos,
são teus olhos em mim, amada Matilde.
Eu troco, por ti, primavera em escolhos
por cada mirada, mas deixa-me, humilde,
dormir, ó Matilde, guardado em teus olhos!
Odir, de passagem