Quien a hierro mata...

Dos muertes en una noche han dejado la policía sorpresa.

Pedro Navaja, conocido como un matón de esquina, se dio mal en su acción criminal. Su víctima de ahora fue una mujer.

Caminó por la calle del viejo barrio, con las manos siempre en los bolsillos para que nadie supiera que en una de ellas traía un puñal. Y para disfrazar sus miradas por donde quisiera sin ser percibido, usaba lentes oscuros.

Miró a la mujer desde su ingreso hasta la salida de un zaguán, mientras que por la avenida un coche de policía pasaba muy despacio.

Pasó la vista de esquina a esquina, vio que la avenida estaba desierta, no había nadie. Sin hacer ruido cruzó la calle y se acercó a ella.

Con su puñal en mano fue para encima, pero no contaba con su poca suerte. La mujer llevaba un revolver que utilizaba para su protección personal. Todo ocurrió mucho rápidamente. Navaja se cayó en la acera mientras veía la mujer que le acertó con un disparo que lo llevó a la muerte. Lo más impresionante fue que mismo herida por el puñal, siguiendo ya los pasos de la muerte, la mujer descargó su odio en aquel hombre malo, también sacándole la vida, sin compasión.

Esse texto é resultado do exercício da disciplina Espanhol III, que consistia em fazer uma notícia jornalística baseada na letra da música "Pedro Navaja", de Ruben Blades. Estou adorando essa coisa de escrever em outra língua. Perdoem-me se houver algum erro. Isso é o começo.

Maria Celça
Enviado por Maria Celça em 26/10/2012
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