CUENTOS POÉTICOS: PÁPRIKA DE MAR (VERSIÓN EN ESPAÑOL)
Cansado de estar embravecido, una mañana el océano se hizo confidente para regalar destellos de una marea calma y constante.
Construyó una morada hecha de rocas marinas, revolviéndola con brisa y rocío. No se olvidó de obsequiar- a quienes allí se cobijarían- una gran vista hacia el horizonte justo a la orilla de su mar. Tan egocéntrico como extenso no quisiera pasar desapercibido a los enamorados que, con su imaginación, lo mirarían desde la ventana.
Siempre supiera que el anhelo de alguien seria perderse del mundo en su fría y densa espuma, entonces, abrió sus húmedos y largos brazos para sostener a los apasionados que con él soñaban en aquel amanecer…
Desde sus adentros ellos observaban a la lentitud con que el remolino envolvía la arena. Abrazándola por el dorso él respiraba el olor a damasco de su pelo absorbiéndolo como néctar. Con los ojos cerrados sentía en el pecho la armonía del latido de ambos los corazones. Almas que se buscaran por tanto tiempo jamás dejarían de mirarse de frente aunque por la espalda.
Sin estar segura del tiempo que duraría aquel oleaje, ella lo sujetaba por los brazos deseando que no se marchara de aquel sueño tan pronto. Se esforzaba por entregarle un lapso de felicidad con la sintonía y la melodía del agua. Lo meneaba de un lado al otro, al ritmo del silencio, diciéndole todo lo que no podía hablar.
Olas que venían y les traían pimentones.
Olas que se iban y se llevaban ilusiones.
En las piedras de la muralla de la casa machacaron la mojada y roja hortaliza produciendo un suave polvo de páprika de mar. Con pequeños trozos de pan saborearon la especia hasta que, en un breve instante oceánico, todo se desvaneció y el mar se mostró lo cuan efímeras son sus burbujas de sal.