ENTRE MAR Y MONTAÑAS

Vengo de la brisa amarga del mar

que con aquellas de las montañas

me hacen caribeño y saber amar

a ti por tu rocío en las mañanas.

Adoro mirar tu cuerpo en acrobacia,

fuente de toda belleza y admiración

rebosante que llena mi alma vacía,

desata sentimientos y toda emoción.

Nunca confesaría algo tan íntimo,

secreto grande mío que no imaginas

ni el embrujo en mí de tu cuerpo al girar.

Con fuerza gritaria de frente al mar,

luego iría a repetir en las montañas

que amarte tanto me tiene sin tino.