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Soñé que estaba soñando,
Fueron momentos mágicos
En que conseguiste transformarme
De imagen en realidad danzante,
Solo el poder de la mente para explicar,
De tu mente incendiaria y leonina.
En cuanto dormía, en mi sueño,
Te fuiste apoderando de cada parte
De mi cuerpo inmóvil, hasta conseguir
Despertar mi espíritu, que sin inocencia,
En su quietud quedó esperando que,
Delirando con mi sueño continuases avanzando,
En esa tu intención mordaz
de darte placer más una vez.
Sin satisfacer tu hambruna iniciaste
Un nuevo ataque hacia mi paz,
No más inocente sino redentora que, ahora,
Desafiante te esperaba para acompañar
Tu loco avance, mas en ese momento,
Para sorpresa, iniciaste una labor, extraña,
De recoger imágenes, que después repetidamente
Mirabas una y otra vez, con la diáfana intención
De convertir esos momentos en perpetuos,
Según noté a esas alturas inolvidables.
Libro: Sueños (e-book)