Amante de la soledad

Pasó el entierro de un hombre común,

enciendieron una última vela blanca,

todas las luces fueron apagadas,

todo el cielo ignoró el tal sin amor.

Era el inseparable amigo de la noche,

caminaba calles de soledad infinitas,

se escondía del sol entre una y otra luna,

tenía necesidad de sueños nocturnos.

Volvía todas las noches a la puerta de una cierta casa,

miraba fijo una ventana azul

ningún alma aparecía, ningún mirar de vuelta,

su sonrisa era de desilusión, en la boca el gusto a nada.

Ninguno acarició su urna fría, ninguna flor,

de lejos pocos ojos acompañaban,

no se sabe de donde apareció una mujer de negro,

en su mano una rosa azul, como aquella ventana.

Ella para la respiración por un instante y tira la flor,

miró fijo el rostro frío en el fondo de aquella caja de madera,

bajó la cabeza, se vieron lágrimas cayendo de su rostro,

se apartó lentamente y desapareció como llegó.

Nadie jamás supo el nombre de aquél hombre,

era un amante, señor y guardian de su soledad,

nació la tarde y amó la noche hasta su rápido fin,

con la luna casi plata partió solitario como vivió.

21/06/2007

Traducción Español

Rosenna

Caio Lucas
Enviado por Caio Lucas em 25/06/2007
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