EL CLAVEL Y LA ROSA
Te vi en la terraza.
De culo para el paisaje del allá fuera,
mirabas hacia dentro.
Susurrabas con una otra flor.
Te sentías e te hacías comprendido
desbrozabas otra tierra
estabas lleno y lejo.
Tu cuerpo ocupaba el espacio que quería.
la visión que te agradaba
a las tus inquietudes hacía fundirse en la sala.
Te sentías delante de un otro mundo
¡A lo cual nadie me dio permiso para nada, nada mismo!
¿Sería realmente - me pregunté – este el mundo que te calmaba el alma?
Miré perpleja, sin derecho alguno de adentrar...
Las rosas rojas nunca me llegaron y
por más que yo las desee
ellas jamás, jamás me llegarán
ni las puedo cultivar...
Te vi en la terraza
regabas otra rosa
fue cuando, de pronto, supe:
ese paisaje no es mi paisaje, ni a mí pertenece,
tu terreno es fértil, sin embargo sagrado y casto.
En esa historia mi corazón late solo...
Te vi en la terraza...
Ahora sé adónde tú has aterrado a mí.
Por la terraza tu mirada no es mi mirada.
Te vi en la terraza.
De culo para el paisaje del allá fuera,
mirabas hacia dentro.
Susurrabas con una otra flor.
Te sentías e te hacías comprendido
desbrozabas otra tierra
estabas lleno y lejo.
Tu cuerpo ocupaba el espacio que quería.
la visión que te agradaba
a las tus inquietudes hacía fundirse en la sala.
Te sentías delante de un otro mundo
¡A lo cual nadie me dio permiso para nada, nada mismo!
¿Sería realmente - me pregunté – este el mundo que te calmaba el alma?
Miré perpleja, sin derecho alguno de adentrar...
Las rosas rojas nunca me llegaron y
por más que yo las desee
ellas jamás, jamás me llegarán
ni las puedo cultivar...
Te vi en la terraza
regabas otra rosa
fue cuando, de pronto, supe:
ese paisaje no es mi paisaje, ni a mí pertenece,
tu terreno es fértil, sin embargo sagrado y casto.
En esa historia mi corazón late solo...
Te vi en la terraza...
Ahora sé adónde tú has aterrado a mí.
Por la terraza tu mirada no es mi mirada.