traducción
Tres poemas sobre traducción –
Ana Martins Marques
Este poema
en otra lengua
sería otro poema
un reloj atrasado
que marca la hora exacta
de algún otro lugar
un niño que inventa
una lengua sólo para hablar
con otro niño
una casa de montaña
reconstruida sobre la playa
corroída poco a poco por la presencia del mar
lo importante es que
en determinado punto
los poemas se encuentren
como en ciertos problemas de física
de viejos libros de texto
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Por ejemplo
alguien tradujo un poema
e introdujo en él un volcán
que no estaba en el original
a causa de la métrica o por la necesidad
de una rima
alguien añadió a un poema un volcán
que antes no existía
(o una mosca, un zorro, o fue una cicatriz
la que migró de la mano izquierda a la derecha
como guantes puestos al revés
o mayo que se volvió septiembre
por el mero azar de las ubicaciones geográficas
y porque para el poema era necesario
que fuera primavera
o ciruelas que se intercambiaron
por lichis, porque las ciruelas por aquí
casi sólo se consumen secas
y hacía falta una fruta
dulce y fría).
Así más o menos de este modo
creo
las personas se relacionan
con las cosas
siempre
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Te das cuenta
de repente
de que muchos de los poemas que amas
en realidad los escribieron
sus traductores
señores miopes
refundidos en estudios improvisados
en el cuartito del fondo
mientras sus nietos juegan en la sala a la pelota
jóvenes madres de familia
implorando por unas horas de silencio
traduciendo versos largos
mientras oyen al fondo golpear
como un mar
la lavadora
profesoras jubiladas
que se ponen a verter al portugués los versos
de un viejo poeta chileno
funcionarios públicos que pasan sus horas libres
cambiando unas palabras por otras
como en una casa de cambio
doctorandos mal remunerados
autores de otros poemas
que no amas
inclinados sobre palabras
que tú nunca vas a leer
y arrojando sobre el papel
nuevas palabras
que luego serán
tus preferidas
*
Tú te metías a esos poemas
como a un mar extranjero
como esa vez que te metiste al mar
de otro continente
un mar femenino
bajo un sol femenino
y tuviste la impresión de haber abandonado
partes de ti misma
de tu vida de tu lengua de tu nombre
junto con la ropa amontonada
en la arena
*
Son muchas
tú sabes
las palabras
y esperan
como leños apilados
pasto crecido
mercancías que aguardan el transporte
pequeños barco de remos sin remos
máquinas que no se sabe
para qué sirven
cartas extraviadas
en el vuelo
las manchas de café en las páginas de un libro
todas las cosas que se hallaron en el estómago
de la morsa que murió en 1961 en el zoológico de Berlín
esperan
a que las escuches
y las dejes decir
lo que dicen
y no obstante tú no puedes
—un reguero de pólvora
y no tienes encendedor—
necesitas que otro las encienda
sólo puedes calentarte en una hoguera
prestada
es más o menos esto
pero en otras palabras