UNA FRUTA
Podrida en el sótano de tantas nubes tardias;
No había ni gusanos, ni hongos decorando su falda, y cuando desnuda, como una pintura em alto relieve, hacia relíquias a su alrededor. La fruta, la única que sobró del cesto y subió al altar sin casarse a su destino. Sofocando sus ilusiones cerro varias veces la ventana, y varias veces abrió los cajones; pocas hojas en blanco, poca tinta en la plumilla, poco oxigeno en el aire, poco polvo en los pies... de pocas cosas olvidadas.
Podrida en el sótano, mordiendose la dentadura, si fuera de exitación, de cólera o melancolia, o sabe que fuera, talves ni se sepa; y, así no fuera mas redonda, faltándole elasticidad, faltando forma, estaba viva tejiendo su reposo.