del árbol se diga de sus frutos
del árbol se diga de sus frutos
y está bien pues saben y hacen densos
sus sopores el verano pleno
pero también se diga del invierno
y tan solo resistiendo con ramas ateridas
el peso de aires gélidos mortales
de un minuto a otro por horas y días
y noches siniestramente extensas
se diga del arrebato de muerte
con paréntesis cementados
y que también
alguna savia viva persistía
y destilaba
cómo si no entender
la dulzura que se explaya
al regocijo
que lo más vivo
se nutre de su muerte
Carlos Alberto Roldán