Mi oración al niño que fui
No me dejes, niño que fui.
No me dejes solo en el espejo
Con una barba sin afeitar.
Ella es curta, pero mantiene el dolor abominable.
No me dejes, niño que fui.
Porque llevo en mí algo esencial
repartidos en mi gesto
algo del niño que fui
Y eso hace que mi abuelo me reconozca como su nieto
Y mi madre me reconozca como su hijo.
Seguiré caminando por las calles
Saludando a compañeros
Cortejando a las mujeres,
Y nadie se dará cuenta de que detrás de la barba
Se esconde un hombre triste.
Alzar sobre una mesa de un bar a mi iglesia
Y haré de la amistad mi religión.
Y tú muchacho será como la flor
En mi libro, la poesía más ingenua,
Que cree en los hombres y en la vida.
Porque en el fondo sigo siendo ese niño,
Ese niño que tiene miedo de la oscuridad,
Niño que jamás faltó a pedir la bendición,
La larga noche, la hora de dormir.
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