LA CAPTORA DEL AJEDREZ

El instante congelado

bajo el arte de la que observa

no pierde lo de instante

¿Cómo lo habrá captado su ojo audaz?

¿o habrá sido su intuición sagaz?

¿Cómo ha capturado el exacto tiempo

en que el general se pone a prueba,

aunque con convicciones?

Y en la tela, prisionera,

pero no inerte,

no muerta, ni de cerca,

vive la duda,

la más pura duda,

la línea entre la gloria

y la vergüenza,

la mano reluctante

del comandante orgulloso,

la espera, pues dudosa

del oponente paciente,

las figuras de un mundo

de cuadrantes que esperan

el error fatal,

al que tanto temen la mano,

la espera,

el general y el rival,

y que da a la captora

el placer de ver

lo que otros no notan

hasta que se les muestre

el arte en la tela.