La sorpresa
Tierra y telar
1
Reunidas alrededor del telar
mujeres tejen
hilos y ciclos
de un tiempo lunar
Cuentan lazadas y puntos
cantan baladas y leyendas
entre risas y mareas
Navegando arcaica memória
turbio lago
era inmemorial
enmarañan y surcan
esas aguas
sin dejar marca ni huella
(Los quatro rostos de Eva:
la niña y la virgen
la plácida embarazada
y la anciana, tela de vida)
Paseando todas las noches
en el blanco olvido
que cuida todo borrar
mujeres y tejedoras
recuerdan el tiempo lunar:
mujer capullo,
verde fruto,
fruto dando semilla
y la vieja, tierra agrietada
Ciclos corren en sus cuerpos
tejiendo rios y lechos
donde duermen con sus hombres
donde paren sus infantes
Cardando y novillando
manos callosas desnudas
mujeres entraman y urden
las mortajas y la vida
entre risas y mareas
(Mujer y sus mil semillas
en la niña, la anciana
y en las grietas de una vieja
brota tímida la niña)
2
Arado
telar de la tierra
Los hilos
y las colores
de la tierra
alimento
de telar
Telar es hambre
de tierra
Tierra, hambre
de telar
3
La Tierra y el Arado
La amada es tierra
oliendo a la tierra
en los surcos
y las sementeras
El amado forja
herrero y manos desnudas
la textura
de ese barro
La mujer es núcleo
el hombre, el medio
entrañas ella
él extranjero
Siendo él
el señor del princípio
el guardian de la semilla
el que engendra
siendo ella
el vale oculto
donde la gestacion de las formas
se resguarda
la mujer pare
el hombre partea
Traducida por el amado
en basto y estraño territorio
la mujer suñea fronteras
entre el dia y la noche
donde sol y luna se deshacen
en última osadia
y temeraria entrega
cuando ao amar la tierra
el arado desparrama la fartura
y trama la urdidura
La muerte del Mestre
Eliane Accioly
Me enseñó de grietas de motañas,
del murmullo de los riberones,
a ordeñar vacas enquanto leíamos Kafka
a sobrevivir em casa costurera
feminina y desordenada
em medio a la bulla de tijeras y frufrú de telas
com él aprendi de cercas de mbrucujá,
de olores de hoja machucada
y de los mistérios gozosos
violetas y amarillos de la flor guardiana
de los instrumentos de la pasión
Tuvimos lecciones de caminar descalzos
en caminos pedregosos,
correr en la playa y surfar el mar
Vivimos las artes del amor
y los peligros de las curvas humedades
en el calor y frescura de mi cuerpo
al ritmo del de él fundiendose
Juntos apreciamos aguardiente,
conocimos vino blanco, tinto, rosado
y despreciamos en la copa la borra del congnac
Viajamos por las diferencias entre el desierto
las estradas de tierra y el asfalto
de las calles apiñadas de las ciudades
Un dia, sin embargo, él que jamás me dejaría
extiende un mapa sobre sus rodillas
le pregunto: ¿“Mapa de que?”
“Una cartografía de personas muertas,” me dice
apuntando como quien no quiere nada:
“Este punto rayado aquí abajo, soy yo”
Kafka ordeñando una vaca
En seguida, como quien no quiere nada,
coloca el mapa bajo el brazo, como se baguete,
y sin otra palabra se va
sin darse vuelta, un tanto claudicante
En dias-noche zambullo
en tristeza, la más trágica de las criaturas:
el Sol jamás retornaria,
el Mestre lo llevara, como al mapa
Cuando, entonces, contra mi voluntad el Sol renace
se prende la luz de una parcela mia
que quedaba más alla y, como quien nada quiere,
me humanizo otro poco
Me percibo menos alegre, más desasosegada y
una inquieta incerteza cuando descubro:
a partir de entonces, nadie más me guiaría
el hombre adormecido
en el roncar de un hombre canta un gallo
en el canto del gallo un caballo relincha
en el relincho aúlla un lobo
en el aullido del lobo un león ruge
en el rugir del león el gato duerme
en el dormir del gato sueña un ratón
en el sueño del ratón entra una pulga
que muerde al ratón
que roe el sueño del gato
que duerme en el rugido del león
que persigue al lobo
que aúlla al caballo
que relincha y convoca al gallo
que canta y despierta al gato
que asustado con tantos bichos
despereza estira se curva se elonga se prepara y salta
en el roncar del hombre adonde un gallo canta
¿vale contar otra vez?
¿Qué trae Lía?
trae el atrás del detrás
atrás de un biombo una muchacha desnuda
atrás de la muchacha un mercado de flor
atrás de las flores vestigios de la vida y de la muerte
atrás de mí un mico-leão
koalas de Madagascar
peces, tortugas y pájaros
una cuna salada de aguas vivas
la Madre-Tierra: playas y volcanes
virus, minerales, una ameba peligrosa
y galaxias en campo de maíz, amando a los guijarros en giro
Hoy soñé con un castillo tomado
por hombres-fantasmas, nacidos de bergamotas
todavía entre la cama y la calle
llevaré a la escuela una niña pelirroja
piel de trigo y mirada-algodón
gárrula, cuenta de los enamorados
de las tortillas que hace con huevo de piedra jabón
y de qué Lía nos tráe
Atrayendo la muchacha desnuda Lía se alía
a la niña-trigo y a la mujer-bergamota
cuatro sintiéndose una, la dirección de la escuela perdida
marchan entre el sueño y la calle
las voces cuatro afluentes, desaguan distraídas
en una cantiga, de las cuatro y de ninguna
“Sobre el puente de Avignon
todos bailan, todos bailan,
sobre el puente de Avignon
todos bailan y yo también”
Estribillo y murmullo de río
más allá de una canción nos trae Lía, ¿y qué nos trae
el final de esta historia? un biombo
y atrás del biombo?
1
cuando respiro
palabras pulsan
mitos despiertan niños
en cavernas ancestrales
encarno el tiempo
y los enjambres
cuando respiro
2
el niño y el miedo
un mosquito entra en la casa
un avión invade l´ abitación
un helicóptero posa en el pecho
entre pelos y erizos
el grito muere
en la hora de la guerra
la madre no socorre
Polo Celestial
para Amanda
Guirnaldas de estrellas giran
en el centro del firmamento Polar:
la Osa Menor se va encarnar
Envuelta en caliente y suave manta
la embarazada guarda en el cálido cáliz interior
una osita sonriente y blanca
Calor para tu frío
vientre materno, sol y deshielo
El útero bañado de sol
abriga la Osa Menor
pimpollo de luz esperada
constelación
en bebé constelándose
Calor para tu frío,
cuerpo materno, sol y deshielo
Pequeña osa, belleza y bravura
nacerás en este planeta, no siempre azul
fruto de la unión de dos hemisferios
Norte el padre, Sur la madre
serás la estrella
puntas ardientes iluminando
el ancho espectro de los intervalos
y apuntando los puntos cardinales
las tribus que te guardan vibran mantras
dando gracias y bendiciendo tus caminos
A tu espera, tu madre y su leche sagrada
Para tu frío dos pechos
el sol y la luna llena
primórdios
un cuerpo (¿el mío u otro?)
resbala
en las paredes duras y redondeadas
del vaso de ágata y cólera azul-cobalto
plantado
en el fondo de un volcán
bendigo esa albañilería
y la crudeza animal que la reviste
Un sacerdote ungido
hace el amor conmigo
antes de inmolarme a la divinidad
La muerte del gato
Encuanto el gato que me habitaba moria
(siete vidas astutas bien vividas ahora moribundas)
un espejo explota todo un planeta,
la noche oscura abate mi alma
¿que más en mi quebrando se desangra?
¿Como quedar sin las paredes
las hiedras y orejas-de-gato
las noches de celos vagabundos
las peleas y el malandraje
los gritos en las madrugadas
las travessias de calles?
¿Sin el vicio por sardina
sin las macetas floridas
derramando leche o agua?
¿Sin los mimos
sin las mañas
el ovillo erizado
y el sillón beige rasgado
de afilar veinte garras?
¿Cómo perder el poder
de hacer temblar y correr
las ratas y cucarachas?
La octava vida parte, lunar,
en trenzas negras y platas
Ningún príncipe para despertarme
(pero tampoco, ninguna torre
de donde ser libertada)
¿La gran muerte llegara?
La quarentena pasó
y los brotes de un verde tímido,
los vigías guardianos,
me expulsan de la ciudadela
gritando una noticia:
“¡Oiga el poeta a forjar un dia más
martilla la bigornia,
no sonidos de cristal, bien de bronce,
las palabras, estera de mil campanas
despertando entera una ciudad,
escucha!”
Un último suspiro
apaga la llama de la pena de mi
seco los ojos, abro cortinas y persianas
con la fuerza danzarina de manos y brazos,
e felina, (a esto no renuncio!)
desperezo frente a un Sol acojedor
la letargia si, espanto
en una cascada helada
(cosa que gato abomina)
me peino, cepillo los dientes
visto viejos pantalones
y descalza, me preparo para rodar
unas tantas millas más
por estrechas vigilias escarpadas, no mapeadas
El gato-maravilla que en mi murió
muchas veces retorna
cara redonda y invisible
Su sombra errante corre libre
en la nostalgia de bandos vagabundos
erizando las calles y paredes
de mi cuerpo
Entumeciente lábio de luna creciente
fijo sólo en aparencia,
rie de mi, Alicia,
prisionera de los contrários,
el país de los espejos
adonde me extravío
en la aprendizage banal y mágico
de ser sendo humana