DESPUES DE LA MUERTE
Mi cuerpo estaba sucio cuando bajó a la yacija.
La vida no fue un mar de rosas para mí… aversión…
Mucho sangre derramado en las carreteras del tiempo
Y en mi corazón ahora había un borrón oscuro y rubro
Por las muertes que mi conciencia causó sin compasión
Sólo suponiendo la tiña de ser dueña de una tierra infértil…
Luego el desaseo no era el cieno material, pero del alma,
Pues el arrependimiento llega en silencio y mata el pecado…
Solamente lágrimas del pueblo alli presente que lamentaba
La pérdida de un hombre únicamente conocido de plástico.
La arena escondió el féretro enfermo de la ingenuidad villana.
Mis palabras nunca fueron eco ni lección de los días pasados,
No obstante muchas personas se quedan al mi lado y ensoñan
Que todos apandan cuando no hay grito de vida, pero de muerte…
Entonces viva y haga de su tumba una hermosa sala de visitación!
DE Ivan de Oliveira Melo