MUCHAS GRACIAS
Muchas gracias, Padre Eterno,
por mi vida...
por la naturaleza...
por la hermosa ermita...
por el universo infinito
y por el saludable pajarito
que, con su canto,
me encanta.
Muchas gracias, mi Señor,
por cada dia que nace
aunque traga sinsabores
porque puede, a su voluntad,
darnos, otra vez, amores.
Puede hacer con que ocurra
el desarrollo de un niño,
el nacimiento de una rosa,
el despertar de un sueño,
el encender de una esperanza
y, quizá, de un sentimiento
o, tal vez, de una ilusión.
Puede hacer con que ocurra
la libertad...
la amistad...
y también felicidad.
Muchas gracias, mi Señor,
por mis castillos de arena
que siempre habitan mi alma.
Ellos son, también, maneras
de darme a mi la calma.
Y, al final, mi Señor,
muchas gracias quiero darte
por los años que he vivido
y por lo que he aprendido.
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