Siempre me ronda el moscardón
Siempre me ronda el moscardón
cuando te estoy recordando
y se pasea alrededor
de las cosas de mi cuarto.
Por detrás de la cortina
entre el reloj y la lámpara,
en el verso que interrumpo
cuando en mi mano se planta.
Siempre me ronda el moscardón
y me recuerda la vida,
la cama del hospital
y mi primera salida.
La siesta de media tarde
y las sandías partidas
donde tomamos verano
con el sol que adormecía.
Yo no puedo comprender
por qué aborrezco su vuelo,
su presencia me enfurece
y no debiera de serlo.
Porque fuiste antes de irme
en despedirme el primero
y cuando la muerte me ronde
allí estarás, ya lo creo.