Teressa
Teressa adormece cansada de juegos
y toda la casa adormece con ella.
Yá puso en la sala algodones de nubes
y adornó el oscuro con luces del cielo.
Todo al rededor alcanzan sus dedos
pequeños y blancos, cuando ella despierta;
todo son muñecos, todo es aventura
y en este planeta que molda en la casa,
su observatório és la ventana abierta.
Teressa adormece y el tiempo hace pausa.
Las adas y duendes giran sobre ella,
los niños de ensueños le toman las manos,
la vida, en su día, se torna más bella.
Duérmete mi niña de rúbios cabellos,
mi angelito claro y pequeño diablito,
que la noche es larga y hasta mañana,
jugarán contigo otros angelitos.
Belém, 19.09.2001
(à T.D.F.de P.)