***Los Hombres Vejos Mando a Don Gil de Las Calzas de Ceda - Trilogia dos Poetas Del Mundo em homenagem ao escritor e poeta - Miguel Hernandez***
12º) Del libro - EL HOMBRE ACECHA
(1937-1939)
LOS HOMBRES VIEJOS
I
Nacen puestos de gafas, y una piel de levita,
y una perilla obscena de culo de bellota,
y calvos, y caducos. Y nunca se les quita
la joroba que dentro del alma les explota.
Pedos con barbacana, ceremoniosos pedos,
de su senil niñez de polvo enlevitado,
pasan a la edad plena con polvo entre los dedos,
sonando a sepultura y oliendo a antepasado.
Parecen candeleros infelices, escobas
desplumadas, retiesas, con toga, con bonete:
una congregación de gallardas jorobas
con callos y verrugas al borde del retrete.
Con callos y verrugas, y coles y misales,
la dignidad del asno se rebela en la enjalma,
mirando estos cochinos tan espirituales
con callos y verrugas en la extension del alma.
Alma verruguicida, callicida la vuestra.
Habéis nacido tiesos como los monigotes,
y vivís de puntillas, levantando la diestra
para cornamentar la voz y los bigotes.
Saludáis con el ano, no arrugáis nunca el traje,
disimuláis los cuernos con laureles de lata.
No paráis en la tierra, siempre vais de viaje
por un pais de luna maquinal, mentecata.
Nacéis inventariados, morís previa promesa
de que seréis cubiertos de estatuas y coronas.
Vais como procesados por el sol, que procesa
aquello que señala delito en las personas.
Os alimenta el aire sangriento de un juzgado,
de un presidio siniestro de abogados y jueces.
Y concedéis los pedos por audiencia de un lado,
mientras del otro lado jodéis, meáis a veces.
Herís, crucificáis con ojos compasivos,
cadáveres de todas la horas y los días:
autos de poca fe, pastos de los archivos,
habláis desde los púlpitos de muchas tonterías.
Nunca tenga que ver yo con estos doctores,
estas enciclopedias ahumanas, aplastantes.
Nunca de estos filósofos me ataquen los humores,
porque sus agudezas me resultan laxantes.
Porque se ponen huecos igual que las gallinas
para eructar sandeces creyéndose profundos:
porque para pensar entran en las letrinas,
en abismos rellenos de folios moribundos.
Sentenciosas tinajas vacías, pero hinchadas,
se repliegan sus frentes igual que acordeones,
y ascienden y descienden, tortugas preocupadas,
y el corazón les late por no sé qué rincones.
No se han hecho para estos boñigos los barbechos,
no se han hecho para estos gusanos las manzanas.
Sólo hay chocolateras y sillones deshechos
para estas incoherencias reumáticas y canas.
Retretes de elegancia, cagan correctamente:
hijos de puta ansiosos de politiquerías,
publicidad y bombo, se corrigen la frente
y preparan el gesto de las fotografías.
Temblad, hijos de puta, por vuestra puta suerte,
que unos soldados de alma patética deciden:
ellos son los que tratan la verdadera muerte,
ellos la verdadera, la ruda vida piden.
La vida es otra cosa, sucios señores míos,
más clara, menos turbia de folios, de oficinas.
Nadan radiantemente sus cuerpos en los ríos
y no usan esa cara de múltiples esquinas.
Nunca fuisteis muchachos, y queréis que persista
un mundo aparatoso de cartón estirado,
por donde el cartón vaya paticojo y turista,
rey entre maniquíes de pulso congelado.
Venís de la Edad Media donde no habéis nacido,
porque no sois del tiempo presente ni del ausente.
Os mata una verdad en el caduco nido:
la que impone la vida del siempre adolescente.
Yo soy viejo: tan viejo, que el primer hombre late
dentro de mis vividos y veintisiete años,
porque combato al tiempo y el tiempo me combate.
A vosotros, vencidos, os trata como a extraños.
II
Trapos, calcomanías, defunciones, objetos,
muladares de todo, tinajas, oquedades,
lápidas, catafalcos, legajos, mamotretos,
inscripciones, sudarios, menudencias, ruindades.
Polvos, palabrería, carcoma y escritura,
cornisas; orinales que quieren ser severos,
y se llevan la barba de goma a la cintura,
y duermen rodeados de siglos y sombreros.
Vilmente descosidos, pálidos de avaricia,
lo que más les preocupa de todo es el bolsillo.
Gotosos, desastrosos, malvados, la injusticia
se viste de acta en ellos con papel amarillo.
Los veréis adheridos a varios ministerios,
a varias oficinas por el ocio amuebladas.
Con el sexo en la boca canosa, van muy serios,
trucosos, maniobreros, persiguiendo embajadas.
Los veréis sumergidos entre trastos y coños
internacionalmente pagados, conocidos:
pasear por Ginebra los cojones bisoños
con cara de inventores mortalmente aburridos.
Son los que recomiendan y los recomendados.
La recomendación es su procedimiento.
Por recomendación agonizan sentados
donde la muerte cómoda pone su ayuntamiento.
Cuando van a acostarse, se quitan la careta,
el disfraz cotidiano, la diaria postura.
Ante su sordidez se nubla la peseta,
se agota en su paciencia la estatua más segura.
A veces de la mala digestión de estos cuervos
que quieren imponernos su vejez, su idioma,
que quieren que seamos lenguas esclavas, siervos,
dependen muchas vidas con signo de paloma.
A veces son marquesas íntimas de ambiciones,
insaciables de joyas, relumbronas de trato:
fracasadas de título, caballares de acciones,
dispuestas a llevar el mundo en el zapato.
Putonas de importancia, miden bien la sonrisa
con la categoría que quien las trata encierra:
políticas jetudas, desgastan la camisa
jodiendo mientras hablan del drama de la guerra.
Se cae de viejo el mundo con tanto malotaje.
Hijos de la rutina bisoja y contrahecha,
valoran a los hombres por el precio del traje,
cagan, y donde cagan colocan una fecha.
Van del hotel al banco, del hotel al paseo
con una cornamenta notable de aire insulso.
Es humillar al prójimo su más noble deseo,
y el esfuerzo mayor le hacen meando a pulso.
Hemos de destrozaros en vuestras legaciones,
en vuestros escenarios, en vuestras diplomacias.
Con ametralladoras cálidas y canciones
os ametralllaremos, prehistóricas desgracias.
Porque, sabed: llevamos mucha verdad metida
dentro del corazón, sangrando por la boca:
y os vencerá la férrea juventud de la vida,
pues para tanta fuerza tanta maldad es poca.
La juventud, motores, ímpetus a raudales,
contra vosotros, viejos exhombres, plena llueve:
mueve unánimemente sus músculos frutales,
sus máquinas de abril contra vosotros mueve.
Viejos exhombres viejos: ni viejos tan siquiera.
La vejez es un don que cederá mi frente,
y a vuestro lado es joven como la primavera.
Sois la decrepitud andante y maloliente.
Sois mis enemiguitos: los del mundo que siento
rodar sobre mi pecho más claro cada día.
Y con un soplo sólo de mi caliente aliento,
con este soplo dicté vuestra agonía.
Miguel Hernández
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12.1) Do Libro: POEMAS SUELTOS, IV
(1939)
MANDADO QUE MANDO A DON GIL DE LAS CALZAS DE CEDA, a ese que lleva robles a las espaldas del Gil y a las del corazón caca
Al Gil, gili, gilipo, gilipolla,
campana sin metal y sin badajo,
mando un millón de veces al carajo,
pues tanto pus episcopal apoya.
Su estupidez de carne de cebolla,
su ensotanada hiel, su alma de ajo
y su cara de culo y de gargajo
han de ser más quemados que fue Troya.
Vete, mariconazo: se te ha visto
bajo los pantalones el roquete
y bajo la mirada el ano hambriento.
Algún día estarás, me cago en Cristo,
dentro del purgatorio de un retrete
enunciando la mierda con tu aliento.
Miguel Hernandez
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12.2) Comentário (Grace Fares):
Dos livros que li de Miguel Hernandez, suas prosas e poesias, duas citadas acima, nos itens 12 e 12.1;
LOS COBARDES;
CENICIENTO MUSSOLIN;
EUZKADI;
Entre outros, de igual emoção e pujança, temos um homem de grande caráter, destemido, corajoso, sem fazer convenções aos maus sistemas de governo, de injustiças de todas espécies, que lutou bravamente, inclusive com as palavras, simplesmente, por não ter medo delas e nem de quem iria lê-las.
Visceral, enquanto não externava toda sua revolta e ódio para o papel, não largava a pena, mesmo que escrevesse mais de 100 estrofes.
Suas escritas tinham remetentes diretos, não deixando dúvidas de quem poderiam ser.
Miguel dava nomes aos bois.
Também gosto da sinceridade e da verdade, por mais que venham a doer, machucar, prefiro-as, e também digo-as, sem nenhum constrangimento.
Bravo Miguel Hernández!
Entretanto, era um escritor de um lirismo fantástico...
Miguel Hernández não tinha problemas com as palavras e, muito menos, com as Interpretações de cada um dos leitores da época.
Homem sincero demais.
Adorei ler Miguel, e aqui segue algumas poesias em uma pequena e modesta homenagem, que faço, despretenciosamente, com alguns títulos do magnífico Miguel Hernández.
Como também, não tenho problemas com as palavras, em igual causa de Miguel Hernández, responderei aqui, as poesias dos itens 12 e 12.1.
Porém, mais concisa, dando apenas uma resposta às duas poesias, parafraseando Miguel e também fazendo meus versos e, meus pensamentos em palavras, mais um misto poético, ou talvez um dueto em humor negro..
Vamos ver no que vai dar?
Adelante mi pueblo poeta!
12.3) Los Hombres Vejos Mando a Don Gil de Las Calzas de Ceda
Humor Negro
Nacen en una perilla obscena de culo de bellota,
y calvos, caducos, esos hombres vejos.
Venís de la Edad Media donde no habéis nacido,
Trapos, ruindade, polvos, momia, defuntos, cornisas malas paridas.
Nunca fuisteis muchachos, hijos de puta.
Se llevan la barba de goma a la cintura, casi no te gustan los baños.
Putanas los parien contra gusto.
Mejor que la naturalleza en recuersos propios
no dejace nacir esas senis almas del inferno,
que terrorisan y mandan a la muerte inocientes,
del pueblo de la poca suerte y ninguna culpa;
En sus sentenzas sin causa y nin estudio, solo por el placer de hacer sentenzas
aborgados y jueces, filósofos de mierda que solamente hacen caca.
Salen de la sus casas con dignidad del asno;
En su portón, se quitán la careta, y un aire del
aliento en largo sonrisa por seres libres de sus mujeres,
abrem sus caras como una acordeone.
y ellas de vosotros, donde sus amantes adentran
en la puerta del hondos.
las putas de la sociedad, putonas de importancia, trapos también.
las veces son marquesas vejas con sus nuevos amantes, niños
que gustan del diñero de ellas.
Otras, muchachas, que cambian información por lo sexo y joyas.
Gallinas…
Disimuláis ambos cuernos con lata del pece podre
Vosotros enojan!
Los hombres vejos mando a Don Gil de la calzas de sedas.
adheridos a varios ministerios,
a varias oficinas por el ocio amuebladas.
Con el sexo en la boca canosa, van muy serios,
trucosos, maniobreros, persiguiendo embajadas,
hacen trama como las mariquitas que nadie tiene que hacer en sus casas,
en la baja alcova del Don Gil de las calzas de ceda.
Todos exhombres estón, esos carniceros, hijos de puta.
Pedos con barbacana, ceremoniosos pedos,
de sus senis anos verruquicidos, y lenguas callosas,
a saludaren el ano hambriento del Don Gil de las calzas de ceda,
gusano del zapatos altos, tieso la devolver los robles
que los mandaran en la espada del todos sus soldados
en su espalda de las nalgas hinchadas horribles, de cullo arrombado, como lo de vosotros.
Vosotros són todos iguais en sus actos desumanos, ruindade e ignomia;
Sus porcos y prehistóricas desgracias mentecata!
Cuanto a usted, Don Gil de las calzas de ceda,
Con su mal aroma de cebolla debajo del brazos,
Gil, gilipolla, carnicero hijo de puta;
Mandote des milliones de veces al carajo;
Seo cara de culo, pues tanto pus episcopal apoya.
En sua alcova e fuera dela, esos demoneos
pedófilos que acercan los niños, con sus garras
del gusano del diablo, su amigo.
Esas personas (personas?) aun mucho más males hacen en lo mondo hoy,
como en la inquisición… Tratan del sus bienes materiales,
aunque sea las penas del sangre del sus fiéis, y instigan las guerras.
Lo infierno eres sus morada, han de ser quemados,
más que mandaran personas al fuego, bestas hediondas.
La vida es otra cosa señores, seos hijos de puta.
La vida es:
Sin guerras, dignidad, con pan, con respecto a la naturaleza y su totalidad.
Miguel Hernández y Grace Fares