Família Zero = Amor Zero
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Iñaki Piñuel - Familia Zero
Iñaki Piñuel: "El psicópata integrado vacía a su víctima sin tocarle un pelo"
Iñaki Piñuel. Madrid, 1965. El psicólogo y psicoterapeuta acaba de publicar Familia Zero (La Esfera de los libros), un manual sobre las relaciones tóxicas familiares. En el libro, este experto en acoso psicológico da las claves para reconocer a los psicópatas "integrados".
P - ¿Qué es la 'familia zero'?
R - Es la verdadera pandemia de la humanidad y la causa del 90% de los problemas que los psicólogos tratamos en consulta. Es un tipo de familia tóxica que produce y normaliza procesos de victimización, manipulación y abuso emocional encubierto. Además, causa en sus miembros heridas emocionales que comprometen la felicidad del futuro adulto, mediante guiones nocivos repetitivos.
P - ¿En todas las familias hay una 'oveja negra'?
R - La unidad de las 'familias zero' se construye habitualmente sobre la destrucción, marginación o estigmatización de uno de los hijos, que cumple un papel de "integrador negativo" o "chivo expiatorio". La víctima atrae como un pararrayos la animadversión del grupo familiar, quedando huérfana psicológicamente y proyectando esa herida emocional de por vida en problemas repetitivos que he tratado en varios de mis libros. Estas familias no reconocen a sus chivos expiatorios como víctimas inocentes y justifican sus procesos de victimización encubiertos, acusándolos falsamente de merecer lo que les hicieron. Esas racionalizaciones aseguran la unidad de las 'familias zero', a costa de la destrucción de la autoestima y la resiliencia de estos "niños perdidos", que quedan inermes frente a depredadores en la vida adulta.
P - ¿La fase de odiar a los padres es una etapa de la adolescencia o puede llegar a ser algo más duradero?
R - Enfrentarse a los límites de los padres es propio del adolescente como forma de encontrar un hueco en el mundo adulto y probar su autonomía. El problema es que muchas víctimas quedan atrapadas en un cíclico resentimiento disfuncional de por vida, proyectando esa rebeldía y odio adolescente en todo tipo de relaciones, buscando chocar con la norma, la autoridad y los límites, tan solo para transgredirlos. Una posición antisocial que convierte a muchos en lo que denomino "adultescentes".
P - ¿Alguien que haya vivido en una 'familia zero' arrastra toda su vida sentimientos de vergüenza y humillación?
R - Los adultos se ven a sí mismos con los mismos ojos, ya sean amorosos o hipercríticos, de sus progenitores. El problema surge para el niño que no conoció la experiencia de la aceptación incondicional para la que llegó al mundo neuronalmente y psicológicamente "precableado". Familia Zero describe el problema psicológico que supone la violación de esa legítima expectativa de todos los niños que "vinieron a este mundo y los suyos no los acogieron" y las secuelas que se derivan de ello por el resto de sus vidas. El niño no puede cuestionar a sus progenitores 'abandónicos' y no es capaz de entender los abusos que sufre, más que desde la internalización de un autoconcepto negativo que le hace merecedor de lo peor. Eso le lleva a sentimientos de vergüenza y humillación y a desarrollar guiones de vida coherentes con esta visión negativa de sí mismo, que le llevan a experiencias continuas de retraumatización, abusos y sufrimiento.
P - Pero esta situación, ¿es reversible? ¿tiene cura?
R - La buena noticia es la reversibilidad de estos antiguos procesos traumáticos y la posibilidad de desactivar y desaprender los guiones tóxicos que aquellos niños derivaron de sus 'familias zero'.
P - También existe el 'amor zero', ¿en qué consiste?
R - Es la experiencia de destrucción que suelen conocer quienes se emparejan con un psicópata integrado. Muchas de las víctimas del 'amor zero' son antiguas víctimas de relaciones familiares tóxicas a manos de progenitores psicopáticos o narcisistas extremos. En el proceso de psicoterapia con estas víctimas solemos descubrir que su vulnerabilidad al 'amor zero' nace de una experiencia de 'familia zero' trivializada y banalizada como normal. Pasar de la 'familia zero' al 'amor zero' es un destino tremendo y típico para muchos de aquellos "niños perdidos".
P - No todos los psicópatas son criminales.
R - La mayoría de los psicópatas son del tipo "integrado", es decir personajes perfectamente aclimatados a nuestras sociedades, que carecen de norma moral y escrúpulos, pero que se muestran encantadores y seductores, generando una imagen social impecable que oculta al peor depredador conocido: un parásito oportunista que no sale ni con lejía cuando ataca a sus víctimas. No les hace falta cometer crímenes sangrientos para consumir y vaciar emocional o finacieramente a sus víctimas. Lo suelen hacer sin tocarles un pelo.
P - La duda que surge ante estos casos y también los de violencia machista es ¿cómo es posible que las víctimas aguanten años y años con sus maltratadores?
R - Los psicópatas inducen en sus víctimas al mismo tiempo una gran destrucción y un potentísimo vínculo de dependencia que denomino "apego al perpetrador". El apego al perpetrador es una reacción habitual al trauma de traición y al reforzamiento dual que practican los psicópatas que alternan la seducción, las promesas de cambio y de redención con las peores atrocidades y manipulaciones. La víctima queda adicta a un constante sufrimiento emocional que interpreta erróneamente como "pasión amorosa" y al subidón emocional que los altibajos psicopáticos le generan.
P - También es experto en acoso laboral y escolar. Conozco varios casos de 'mobbing' en la administración, ¿es más frecuente que en la empresa privada?
R - Desde las primeras investigaciones sobre 'mobbing', sabemos que es más frecuente entre los funcionarios. Como no se puede despedir a alguien que estorba o es amenazante, es preciso destruirlo. El 'mobbing' sigue siendo un crimen perfecto que no deja rastro, en el que los trabajadores acosados siguen viviendo en la clandestinidad y el secreto.
P - Lo terrible es que hay trabajadores que no hacen nada cuando otro compañero sufre el acoso.
P - Los que presencian el 'mobbing' sufren el síndrome del "no va conmigo" e incurren en el denominado "error básico de atribución", por el cual se convierten en los testigos mudos del acoso. No hacen nada por miedo a ser represaliados y porque creen, equivocadamente, que la víctima "algo habrá hecho para merecerlo". La solidaridad se ve eclipsada en el momento que es más importante para detener el acoso. No hay acoso si se rompe la unanimidad persecutoria contra el chivo expiatorio.
P - ¿Se llega a recuperar la víctima?
R - Estamos ante un tipo de trauma complejo que produce trastornos de estrés postraumático que cursa con irritabilidad, ansiedad, 'flashbacks' y somatizaciones. Solemos aplicar un tratamiento basado en la desensibilización y el reprocesamiento del trauma con técnicas específicas de última generación muy efectivas que suponen una recuperación en el marco de la terapia breve.
P - ¿Cuál es el antídoto para las relaciones tóxicas?
R - El contacto cero es la mejor recomendación cuando alguien te trata mal recurrentemente y es una estrategia de pura supervivencia, tratándose de psicópatas en relaciones sociales, amorosas o familiares. Los abusos, el chantaje emocional y la manipulación mediante la culpabilización son ajenos a lo que se debe esperar en una relación. Tan pronto los detectes, debes señalizarlos y huir de esas relaciones. No hay que darle una segunda oportunidad a alguien que te maltrata por primera vez.
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