LLUVIA ÁCIDA

(Este texto fue publicado en Revista Añañuca Nº6, La Serena, Chile, en septiembre de 1984, con el título "Acércate al Final" y bajo el seudónimo O. Trabeh Mepelë).

En cierta teleserie, se presenta el caso de una periodista que hace un trabajo documental sobre ecología. Le consulta al Director, luego de mostrarle el vídeo, cuál es su opinión acerca del trabajo realizado, y éste le responde que es malo, no por su contenido sino por la escasez de objetivos. El Director explica que el tema como tal es ampliamente conocido, incluso por los niños, pero que el error radica en que no se indican soluciones al problema.

¿Hasta dónde llega nuestra responsabilidad frente a la naturaleza?

¿Cuál es nuestro aporte en beneficio de nuestro medio?

La labor debe comenzar en los hogares, la familia, los niños, reforzándose en los colegios y proyectarse hacia la comunidad entera.

Nuestro desarrollo y existencia depende en un ciento por ciento de nuestro medio, es por eso que la prevención de daños irreparables es única y exclusivamente de nuestra responsabilidad. No se pretenda culpar a la naturaleza o a las demás especies que habitan este planeta, ya que incluso ellas han sido víctimas nuestras.

Referirse a un solo problema en este tema es imposible y enumerar todos ellos...

Por el bien de la humanidad debería prohibirse el uso de productos que científicamente se ha comprobado que producen un daño irreparable al medio ambiente y por consiguiente a nosotros mismos. Alguien dijo: se puede pensar que quienes elaboran o usen estos productos paguen un impuesto especial cuyos fondos sirvan para crear más hospitales y ... (más hospitales, más cementerios, más huérfanos, más hambre, menos especies, menos futuro...)

La vida y la salud no tienen precio. Y si lo tuvieran ¿usted aceptaría que le dijeran que: "dado que su hijo ha alcanzado un grado de radiación óptimo ha sido favorecido con una cantidad de...". Para alguien que no tiene hijos puede llegar a ser un chiste cruel muy bueno, pero para el que los tiene o por lo menos tiene real conciencia del problema, no lo es. Revisemos nuestras vidas y veamos si protegemos nuestro medio o lo dañamos. La labor es de cada uno de nosotros, desde el niño al anciano, desde el presente al futuro, para alcanzar la verdadera paz, paz del espíritu, paz del cuerpo, paz del mundo. Así no llegará el día en que alguien diga: "¡La Tierra es muy pequeña, se contaminó muy luego! Pero el espacio es infinito ¡habrá que ir al espacio!

Dígame alguien que debemos hacer para ayudar a proteger y cómo hacerlo.

Y he aquí que me encuentro sin saber que hacer ni que decir. Y alguien se pregunta: ¿Bastará con plantar un árbol? ¿Cómo elimino los desechos no degradables? Pero las respuestas no se encuentran fácilmente o por lo menos no se difunden masivamente. Y siguen las preguntas: ¿Cuáles son los productos de combustión que producen daño ecológico? ¿Cómo afecta al ambiente quemar plásticos, maderas, pinturas, etc., y qué consecuencias tiene sobre los seres vivos?

Podemos y estamos dispuestos a cooperar en lo que esté de nuestra parte, pero ¿y el resto? ¿Piensan que el mundo se acaba con su muerte o quieren sacarle el jugo a su presente?

El hombre es el principal agente contaminante y el culpable del desequilibrio ecológico.

Y los gobernantes autorizan los ensayos atómicos, pero: "¡Lejos de mis costas!". Porque no quieren que su gente, sus votos políticos y de censura lleguen al gabinete. Y lejos, muy lejos, en esta misma tierra, Alguien espera la lluvia ¿qué lluvia? Uno le dijo a Alguien que el agua de lluvia limpiaría su cutis de impurezas, que sería bueno para la siembra, sería año bueno, feliz cosecha. Y cerca, aunque parece raro, muy cerca, algo en el aire se trajo el viento, se vino en nubes y bajo en lluvia para depositarse en su frente, su cara y su vientre. ¡Cuánto amó la lluvia! Tanto la esperaba y tanto soñaba. Ese año no fue año bueno. No hubo cosecha ni llanto de niño.

En cierta teleserie, se presenta el caso de una periodista que hace un trabajo documental sobre ecología. Le consulta al Director, luego de mostrarle el vídeo, cuál es su opinión acerca del trabajo realizado, y éste le responde que es malo, no por su contenido sino por la escasez de objetivos. El Director explica que el tema como tal es ampliamente conocido, incluso por los niños, pero que el error radica en que no se indican soluciones al problema.

¿Hasta dónde llega nuestra responsabilidad frente a la naturaleza?

¿Cuál es nuestro aporte en beneficio de nuestro medio?

La labor debe comenzar en los hogares, la familia, los niños, reforzándose en los colegios y proyectarse hacia la comunidad entera.

Nuestro desarrollo y existencia depende en un ciento por ciento de nuestro medio, es por eso que la prevención de daños irreparables es única y exclusivamente de nuestra responsabilidad. No se pretenda culpar a la naturaleza o a las demás especies que habitan este planeta, ya que incluso ellas han sido víctimas nuestras.

Referirse a un solo problema en este tema es imposible y enumerar todos ellos...

Por el bien de la humanidad debería prohibirse el uso de productos que científicamente se ha comprobado que producen un daño irreparable al medio y por consiguiente a nosotros mismos. Alguien dijo: se puede pensar que quienes elaboran o usen estos productos paguen un impuesto especial cuyos fondos sirvan para crear más hospitales y ... (más hospitales, más cementerios, más huérfanos, más hambre, menos especies, menos futuro...)

La vida y la salud no tienen precio. Y si lo tuvieran ¿usted aceptaría que le dijeran que: "dado que su hijo ha alcanzado un grado de radiación óptimo ha sido favorecido con una cantidad de...". Para alguien que no tiene hijos puede llegar a ser un chiste cruel muy bueno, pero para el que los tiene o por lo menos tiene real conciencia del problema, no lo es. Revisemos nuestras vidas y veamos si protegemos nuestro medio o lo dañamos. La labor es de cada uno de nosotros, desde el niño al anciano, desde el presente al futuro, para alcanzar la verdadera paz, paz del espíritu, paz del cuerpo, paz del mundo. Así no llegará el día en que alguien diga: "¡La Tierra es muy pequeña, se contaminó muy luego! Pero el espacio es infinito ¡habrá que ir al espacio!

Dígame alguien que debemos hacer para ayudar a proteger y cómo hacerlo.

Y he aquí que me encuentro sin saber que hacer ni que decir. Y alguien se pregunta: ¿Bastará con plantar un árbol? ¿Cómo elimino los desechos no degradables? Pero las respuestas no se encuentran fácilmente o por lo menos no se difunden masivamente. Y siguen las preguntas: ¿Cuáles son los productos de combustión que producen daño ecológico? ¿Cómo afecta al ambiente quemar plásticos, maderas, pinturas, etc., y qué consecuencias tiene sobre los seres vivos?

Podemos y estamos dispuestos a cooperar en lo que esté de nuestra parte, pero ¿y el resto? ¿Piensan que el mundo se acaba con su muerte o quieren sacarle el jugo a su presente?

El hombre es el principal agente contaminante y el culpable del desequilibrio ecológico.

Y los gobernantes autorizan los ensayos atómicos, pero: "¡Lejos de mis costas!". Porque no quieren que su gente, sus votos políticos y de censura lleguen al gabinete. Y lejos, muy lejos, en esta misma tierra, Alguien espera la lluvia ¿qué lluvia? Uno le dijo a Alguien que el agua de lluvia limpiaría su cutis de impurezas, que sería bueno para la siembra, sería año bueno, feliz cosecha. Y cerca, aunque parece raro, muy cerca, algo en el aire se trajo el viento, se vino en nubes y bajo en lluvia para depositarse en su frente, su cara y su vientre. ¡Cuánto amó la lluvia! Tanto la esperaba y tanto soñaba. Ese año no fue año bueno. No hubo cosecha ni llanto de niño.

(Del libro "Cuentos de terror para adultos" del volado nacional y coterráneo O. Trabeh Mepelë).