Las monedas
Fue en un lunes de enero en que estaba vendiendo mis dulces en el interior de los vagones del tren, que he tenido después de 10 años o más, no me acuerdo bien la mayor sorpresa de mi vida.
Pues, he cruzado la estación para coger el prójimo el cual estaba lleno de gente, yendo a sus oficinas, a ver se lograba a vender algo. Entonces, entré en el primero vagón, pero nadie me la ha dado atención. Triste y desconsolado, pasé al segundo y lo mismo sucedió.
Ya no sabía lo que hacer, estaba desesperado y todavía no había desayunado.
Esperanzoso, pasé al último, lo cual estaba poco lleno ,pero aún con todas las plazas ocupadas con gente sentadas, en su gran mayoría señores y señoras mayores de edad, unos chicos presentándose al público que de vez en cuando echaban unas monedas allí otras allá al vestido de payaso que divertía a los niños. Fue ahí para mí sorpresa que ha venido a mí una linda niña de faldas azul después de pedirle a su mamá 10 reales , me lo ha dado pidiendo en cambio:
-Yo quiero ese acá, y con sus pequeñitas manos cogió el pirule. Su madre que estaba acompañada me hizo un sinal para que me quedara con todas las monedas. A pesar de mi satisfacción, no deje de notar a face de aquella mujer; sus cabellos y su sonrisa no me eran ajenas.
Su compañero al darse cuenta que estaba mirándolos hizo una mala cara, pero volviéndose a estrecharle sus manos al cuello de ella dando los más íntimos y calurosos besos, y ella, luego mirándome con una sonrisa no sé si de piedad o desprecio, para después volver sus labios al encuentro de su amado .
De pronto , el tren se ha detenido lo bajé y a pocos minutos la locomotora se puso en marcha con los tres.
No me he equivocado, aquella mujer de antaño fue una joven compañera de colegio, fue mi primer amor.