Don Quijote de Buendía

El otro día, asistiendo la televisión, vi en el telediario la siguiente noticia:

“¡En la noche pasada Don Quijote prendió tres hombres Pablo, Guillerme y Herinque!

¡Según los testigos, Quijote rindió los ladrones solamente con el sonido de su voz!”

Bueno, soñando yo no estaba, hasta porque he tenido una dolor de cabeza horrible, en la aquella mañana. Pero, ¿es verdad aquella noticia? ¿Don Quijote vivo? Para mi espanto, sí, era verdad, siquiera la noticia que los hombres fueran presos.

Mi padre, mientras caminaba por la calle, encontró un amigo de la comisaría, que le dije lo que ocurrió, en el caso de los tres hombres.

Cuando llegó a casa, él no consiguió albergar la sonrisa. Haciendo una serie de gestos, poniendo sus manos en la barriga o cerrando la boca con la mano, sin hablar del escándalo que todo eso hacia. Yo, que estaba rompiendo mi cabeza por la noticia, no estaba entendiendo nadie y, en aquella altura, estaba quedando muy nervioso. Todo lo escándalo causado por mi padre llegó hasta la cocina, asustando a mi madre que vino para sala, gritando nerviosamente:

- ¡¿Qué has ocurrido, hombre?! ¡¿Qué has ocurrido?!

Pero, como mi padre no conseguía albergar su sonrisa, ninguna palabra salió de su boca.

- ¡¿Qué has ocurrido?! – quedando más nerviosa, porque él no daba ninguno sinal de que hablaría - ¡Diga! ¡Caso no hablé, voy arrojar esta cuchara en usted!

- Estas bien, estas bien, yo hablo – dije mi padre con miedo de la cuchara - ; he encontrado con el Armando “tartamudito”, de la comisaría; él habló me del caso “Don Quijote de Buendía”.

Haciendo gestos con los brazos, puyando y gritando como un loco, gestos que estaba intentado imitar los del “tartamudito”, según él mismo dije, contó la siguiente historia:

Tres hombres, caminando por la calle, por la tarde, vieron un palacete muy lindo, una construcción que parecía ser de la art nouveau, y decidieron robarlo en aquella noche. Hicieron un plan y, a noche, fueran ejecutarlo. Con la ayuda de los relevos de la pared, ellos subieron hasta lo según andar y entraron por la ventana, que, por distracción de alguien, estaba abierta. Entonces, una vez allá dentro, empezaron a colocar todos los objetos que encontraban, telas, candeleros, todo, en sacos que traían. Estaba ocurriendo todo como fue planificado hasta que, un de ellos dejó caer un candelero, causando un terrible estruendo; en este momento escucharon una voz masculina hablando muy alto:

- ¡Monte vuestro caballo y pegue vuestra lanza, que haré a conocer la cobardía que esta practicando!

Los nervios de los tres empezaron a temblar.

- ¡Caramba, tiene gente en casa! ¡Caramba!

- ¡Cálate que van a escucharnos! ¡Cálate!

- Paró; debías ser la televisión, alguna película tal vez.

Un poco más calmos, volvieron a colocar más objetos en los sacos, entretanto la voz fue oída de nuevo.

- ¡No se escapen, gente cobarde, esperen!

Un de los ladrones quedose tan nervioso que desmayó, dejando caer un abajour arriba de si mismo, cortándose con el vidrio quebrantado. Otro, viendo su amigo caer fue ayudarlo, pero él tiendo miedo de sangre, también desmayó cuando lo viste todo sucio de sangre.

En este momento, como sólo había un acordado, la voz fue escuchada nuevamente, pero ahora más escalofriante, más personal.

- ¡No huyas, cobarde, porque un caballero vas a enfrentarte sólo! ¡Aun que mueva más brazos que los del gigante Briaréu, has de pagarme!

Temblando mucho, el ladrón arrodillo y empezó a rezar.

- ¡Padre nuestro que esta en el cielo, santificado sea vuestro nombre…! – llorando por demasiado - ¡Por favor, mi señor, perdón, perdón, no quiero morir, no quiero morir! – y, dejando la emoción tomar cuenta, continuo hablando, pero ahora, también sollozando - ¡No-so-tros no que-ría-mos robarte, es que nuestra fa-mi-lia esta morin-do de ham-bre y no tenemos pla-ta! ¡Por favor, no nos ma-tan, por favor! ¡Que dios me ay-ude!

Escuchando los gritos que venían de arriba, varias personas fueran al local y viran los tres hombres, dos desmayados, siendo uno sucio de sangre, y lo tercero, arrodillado y llorando por demasiado, una visón triste, aun que algunos no albergaron sus sonrisas.

Mirando las personas, el ladrón hablo sus nombre (Pablo, Guillerme y Herinque, lo ultimo es lo que esta acordado), lo que había ocurrido, como ellos entraron en el palacete y, en final, confesó lo crimen y pedió ayuda para el hombre no matarlos. La policía, entonces fue llamada; mientras los policíacos no llegaban, las personas empezaron a conversar con Henrique, el ladrón, que les contó sobre su infancia pobre, las oportunidades que no tenía en su vida, porque él y sus amigos son analfabetos… La gente, que aun estaba allá, se quedó muy triste con la historia, por la falta de oportunidad de estudiar y por aun haber estas historias en su país. Finalmente la policía llegó, juntamente con la ambulancia, y llevó los hombres.

¿Lo qué es la falta de estudio, no es verdad? Tres personas tuvieron que cambiar sus vidas para sobrevivir; el analfabetismo es una cosa terrible, sin justificativas para una sociedad del siglo XXI, es una vergüenza aun ocurrir; los tres hombres, tan confusos, ni pudieron leer el cartel que estaba en frente del palacete:

“El Teatro José Arcadio Buendía tiene lo placer de presentar la pieza Don Quijote, el héroe de la Mancha, hoy ensayo general”.

Era apenas un ensayó; ninguna persona iba a matarlos, en la verdad, nadie sabían que ellos estaban allá; y la voz, aquella voz terrible, que hace hombres desmaya, rezar, llora y hasta confesar crímenes, era del actor que esta haciendo lo papel de Don Quijote; él estaba sólo repasando las hablas de la pieza. El noticiario estaba correcto, Don Quijote había si, rendido los ladrones solamente con el sonido de su voz.