JUAN GRUÑÓN, EL LADRÓN DE VOLANTINES (VERSIÓN EN ESPAÑOL)
Cuentan una historia, que en los vientos de septiembre, todos los niños y niñas les gustaba jugar con los volantines.
Las niñitas amistosas hacían volantines color rosa con las formas de las mariposas.
Los muchachitos juguetones, hacían volantines a los montones, con las formas de los pájaros y de los aviones.
Los volantines que estos niños y niñas elevaban eran muy especiales, porque en la punta de su cola ellos amarraban muchas tiritas de papel escribiéndole un gran deseo:
Tres varillas de bambú
Mariposas van volando
¿Es flamenco o un emú?
En el cielo vi flotando
Hay tiritas color abeja
Un deseo se cumplirá
Porque la nube tiene oreja,
Tu secreto lo escuchará
Cierta vez, mientras todos los muchachitos y muchachitas estaban en la cancha de fútbol, ellos percibieron que sus volantines misteriosamente desaparecieron en lo alto con las nubes.
Pues entonces, ellos se dieron cuenta que escondido detrás del matorral estaba El señor Juan Gruñón, un viejito chico, guatón, narigón, orejón, que no le gustaba la bulla ni el alboroto de los niños.
Juan Gruñón no le gusta el viento
Tiene muy mal aliento
Es puro aburrimiento
Juan Gruñón es muy enojón,
Le faltan dos dientes
No come piñón
Juan Gruñón no quiere euforia
Acrobacia, alegría
Que un niño sonría
Después que todos los niños perdieron sus juguetes de papel y los hilos del carrete, ellos se pusieron de acuerdo en organizar un plan para recuperar sus volantines.
Todas las niñas y niños se unieron y empezaran a hacer un inmenso volantín con la forma de un ciempiés. En cada parte del bicho, ellos escribieron un bonito deseo para aquel viejito cascarrabias.
Cuando Juan Gruñón les robo el volantín-ciempiés y leyó todas las peticiones de los niños, él se sintió muy avergonzado y se arrepintió de ser tal mal humorado.
Juan Gruñón no es avariento
Elevó volantines
Aplaudió el movimiento
Juan Gruñón ya quiere alegría
Aprendió a jugar
Con gran maestría
Juan Gruñón dejó la maldad
Se puso feliz
Entregó más bondad
Después de ese día, Juan Gruñón dejó de tener mal aliento porque aprendió a lavarse los dientes, y prometió que jamás volvería a robar los anhelos de los niños.
Nota: Así como sucede en Brasil, este juguete de papel lleva distintos nombres: volantín, papalote, barrileta, barriletes, pandorgas, cometas, chichiguas, chiringa, lechuza, piscucha, volador, papagayo…
(Este conto está na versão original em Língua Portuguesa, publicado com o nome: JOÃO RABUGENTO, O LADRÃO DE PIPAS)