Gato prepara sorpresa para su novia y la encuentra con otro
Una confusión generalizada tuvo início y maullidos fueron oídos por todos los que presenciaron la escena de terror que se sucedió a continuación
Espírito Santo, província de Brasil, noche anterior al día treinta de junio. Sobre el techo de mi casa un lío de los grandes se armó trás un gato descobrir que su novia le traicionara con otro. Sí, Félix, un joven gato blanco paseaba por los tejados de las casas con un ratón en su boca, lo regalaría a su novia Luna, una gatita lista que vive al lado de mi casa. Luna pasaba el día fuera de su casa y muchas veces la vía, al regresar de mi trabajo, en una casa al fin de la calle, jugando con un gato grande y marrón, no sé su nombre porque no venía a mi lado de la calle, y sus dueños eran nuevos en mi barrio, tan nuevos que aún no pude conocerlos en persona, teníamos horarios distintos. Félix, pobrecito, venía desde el otro lado y nunca pasaba de mi casa, siempre de mi techo para atrás, mientras el otro se ponía siempre al otro lado. Pero no hoy. Félix trajó al ratón y al pasar por mi techo, escuché sus pasos y luego me imaginé que estaba por Luna, pero sus pasos pararon de hacer ruído y tampoco había llegado al fin de mi techo. Empezaron sonidos de dor, desespero y fúria. Yo me levanté, abrí mi puerta y no pude creerme en la escena.
Sobre mi casa estaba Félix con su ratón, y a casa vecina, bien arriba de un muro estaba Luna y el gato marrón haciendo el amor.
¡Por Dios!
Me dolió como si fuera yo el que fuera traicionado. ¡Luna! ¿Estás loca?
Como un rayo se separaron los dos y no pude más hacer nada. Tomado por una furia gigantesca, Félix volvió a poner al ratón en su boca y lo partió en dos, miró a Luna con ojos de tormenta y atacó al gato marrón con toda fuerza.
Gato, maullido de gato
Mi casa se cambió en un escenário de lucha mortal, con maullidos que se escuchaban a la distancia.
Como si fuera una pelicula, muchas personas se uniron a sus ventanas y puertas para ver lo que se sucedia. Félix estaba ciego y lo unico que quiso fue venganza.
En un momento, el gato marrón pudo huyir y nunca más volvió. Félix se sentió campeón moral y trás un baño de lengua, dió la espalda y se fue. Esa noche fue la ultima en la que pude escuchar sus pasos en mi techo. La gente cerró sus ventanas y puertas y nosotros todos fuimos a dormir otra vez.
¿Luna?
Ella se quedó en el muro, triste y calladita, tal vez, reflexionando todo lo que habia pasado.