NO AME LA MENTIRA

A nadie le gusta que lo engañen, a pesar de que muchos mencionan una expresión del mundo que dice: “Engáñame que me gusta”. La persona se predispone a que la engañen por el mensaje subliminal que encierra la expresión. ¿Es posible amar a la mentira? Veamos:

Aunque la mentira y el engaño no sean la misma cosa, caminan uno al lado del otro y se conectan entre sí. Es posible mentir sin intención de engañar, pero no es posible engañar sin mentir.

Cuando la serpiente dialogó con Eva en el jardín del Edén, se preguntó: “(…) ¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto? Y la mujer respondió a la serpiente: del fruto de los árboles del huerto podemos comer; pero del fruto del árbol que está en medio del huerto dijo Dios: No comeréis de él, ni le tocaréis, para que no muráis”. Gen 3:2-3.

”Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis”. Gen 3:4. Esta fue la mentira que contrariaba lo que Dios había dicho. Y a continuación, la serpiente dijo: “Sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal”. Ese fue el engaño. Había un fondo de verdad; después de todo, ellos estarían conscientes del bien (la regla de Dios, que ellos ya conocían) y del mal (el pecado), el cual no conocían y, posiblemente, ni siquiera sabían de qué se trataba.

Similar al engaño producido por Satanás, están los que pretenden conducir al hombre de regreso hacia Dios pero que viven en el engaño, y transforman la verdad en mentira. Para saber qué es la verdad debemos recurrir a la Biblia, compuesta por palabras escritas por hombres santos inspirados por el Espíritu Santo.

Dice un texto del libro de Salmos “Tu justicia es justicia eterna, y tu ley la misma verdad”. Sal 119:142. ¿Y qué es la justicia, que ese texto dice ser eterna? Observe:

“Tus mandamientos son la justicia”. Sal 119:172, ú. parte.

Queremos recordar que las Leyes de Dios y Sus Mandamientos son una sola cosa. En la Biblia, algunas veces se las llaman Leyes y otras, Mandamientos.

¿Y cómo engañan a sus seguidores esos falsos líderes? Observe:

“En lugar de la verdad de Dios han buscado la mentira, y han honrado y adorado las cosas creadas por Dios y no a Dios mismo, que las creó y merece alabanza por siempre”. Ro 1:25.

¿Y cómo transformaron la verdad (la Ley de Dios) en mentira? Observe:

“y cambiaron la gloria del Dios incorruptible en semejanza de imagen de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles”. V. 23.

¿Qué quiere decir eso? Quiere decir que los hombres crean imágenes, hacen culto a imágenes, sirven a imágenes y se postran frente a imágenes, tanto de humanos como de animales, contrariando la Ley de Dios que dice: “No te harás imagen, ni ninguna semejanza de cosa que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. No te inclinarás a ellas, ni las honrarás”. Ex 20:4 y 5.

Sin embargo, algunos líderes dicen que, así como reverencian la fotografía de una progenitora, también veneran la imagen de una mujer o de un hombre que dicen haber sido santo, como María, madre de Jesús, o de otros, como los apóstoles. Eso es un engaño. Además, contrariar la Ley de Dios también es un engaño, por el hecho de que no existe ninguna imagen de María, Jesús o los apóstoles. De este modo, quien pretende venerarlos lo hace de una imagen inventada.

Además, esos falsos líderes inventan engaños cuando dicen que Jesús resumió Su Ley en dos Mandamientos: Amar a Dios y al prójimo, sugiriendo que amar es querer bien, a pesar de que el Espíritu Santo dijo que el amor de Dios consiste en obedecer sus Mandamientos. 1 Jn 5:3.

También engañan cuando dicen que no es más necesario santificar el sábado y que esto fue abolido, puesto que Jesús afirmó que “pasará el cielo y la tierra, pero sus palabras no han de pasar”. Lc 21:33.

Siguen engañando cuando dicen que lo que importa es descansar uno de siete días, contradiciendo la Ley de Dios:

“Te acordarás del día del reposo, para santificarlo: Seis días obrarás, y harás toda tu obra; mas el séptimo día será sábado al Señor tu Dios; no hagas en él obra alguna, tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu criada, ni tu bestia, ni tu extranjero que está dentro de tus puertas; porque en seis días hizo el Señor los cielos y la tierra, el mar y todas las cosas que en ellos hay, y reposó en el séptimo día; por tanto, el Señor bendijo el día del sábado y lo santificó”. Ex 20:8 a 11.

O que, ahora, tenemos que santificar todos los días. A pesar de que Dios haya santificado (separado) para el descanso solo el séptimo día de la semana.

Así, tanto los líderes como los liderados transforman la verdad de Dios (Sus Mandamientos) en la mentira que aman. Y, por amar la mentira, vea lo que les sucederá:

“Pero los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda”. Ap 21:8.

No es solo el castigo final que sufrirán los que no obedecen la verdad de Dios, pues Él los entrega a un espíritu libertino. Observe:

“Por lo cual también Dios los entregó a la inmundicia, en las concupiscencias de sus corazones, de modo que deshonraron entre sí sus propios cuerpos, ya que cambiaron la verdad de Dios por la mentira, honrando y dando culto a las criaturas antes que, al Creador, el cual es bendito por los siglos. Amén”. Ro 1:24 y 25.

Como consecuencia del rechazo de Dios, pasarán a vivir en la siguiente condición:

“Por esto Dios los entregó a pasiones vergonzosas; pues aun sus mujeres cambiaron el uso natural por el que es contra naturaleza, y de igual modo también los hombres, dejando el uso natural de la mujer, se encendieron en su lascivia unos con otros, cometiendo hechos vergonzosos hombres con hombres, y recibiendo en sí mismos la retribución debida a su extravío. Y como ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente reprobada, para hacer cosas que no convienen; estando atestados de toda injusticia, fornicación, perversidad, avaricia, maldad; llenos de envidia, homicidios, contiendas, engaños y malignidades; murmuradores, detractores, aborrecedores de Dios, injuriosos, soberbios, altivos, inventores de males, desobedientes a los padres, necios, desleales, sin afecto natural, implacables, sin misericordia; quienes habiendo entendido el juicio de Dios, que los que practican tales cosas son dignos de muerte, no sólo las hacen, sino que también se complacen con los que las practican”. Rm 1:26 a 32.

Por lo tanto, ¡deje de amar a la mentira y obedezca la verdad!

Oli Prestes

Misionero

Obs.: Esse texto está publicado em lingua portuguesa aqui nessa pagina, com o título "Não ame a mentira".