LA LEY DEL ESPÍRITU DE VIDA

Dios, en la persona de Jesús, propuso la vida y la muerte diciendo: “¡Sigue la vida y vivirás!”. Pero, ¿en qué se traduce esa información, o qué es precisamente? Interroguemos las Sagradas Escrituras para no dejarnos engañar por falsas doctrinas de hombres que no tienen el Espíritu de Dios.

Cuando Dios retiró al pueblo de Israel de Egipto, cumpliendo así Su promesa a Abraham, guió el pueblo hacia el desierto a través de la mano de Moisés. Después de un corto período de tiempo, este llegó a la región del Sinaí, en el cual hay un monte. Acamparon allí y, a través de Moisés, Dios ordenó que el pueblo se santificara pues Él bajaría sobre el monte. Esa santificación incluía la separación de cuerpos entre las parejas durante tres días, así como la limpieza de sus vestidos.

Cuando Dios descendió sobre el monte le proporcionó al pueblo salido de Egipto su base constitucional, pueblo que estaba constituido no solo por los descendientes de Abraham, aunque fueran descendientes de Cam, uno de los hijos de Noé y, por lo tanto, consanguíneos. La base constitucional fue el Decálogo. Dios habló desde las nubes, en medio del fuego, y todo el pueblo lo oyó y le temió. Y quedó de tal modo aterrado que pidieron a Moisés que intermediara el contrato establecido con Dios, pues los hombres temían morir mientras oían Su altisonante voz.

Sobre las demás leyes de ordenanzas, estatutos y juicios, Dios las concedió a través de Moisés, quien las escribió en un libro. En ellas constaba el modo de hacer sacrificios, la oblación y la ofrenda y los juicios sobre los transgresores, además de los mandamientos de ordenanzas; es decir, para que fueran cumplidos por un tiempo determinado. Y, como ley temporal, estaban los sacrificios por el pecado, la quema de incienso y los rituales de objetos que eran símbolos y figuras de lo que se manifestaría en el futuro. A partir de la anunciación de Jesús o Emanuel, o Dios con nosotros, se declaró el fin de esas ordenanzas. Esto está manifestado en Isaías, quien dice: “El que sacrifica buey es como si matara a un hombre; el que sacrifica oveja, como si degollara un perro; el que hace ofrenda, como si ofreciera sangre de cerdo; el que quema incienso, como si bendijera a un ídolo. Y porque escogieron sus propios caminos, y su alma amó sus abominaciones”. Is 66:3.

No obstante, la Ley de Dios, es decir, el Decálogo, no fue abolida. Ella es la línea maestra de la cual derivan todas las demás leyes, y presenta diecisiete nombres junto con los Mandamientos. Además, contiene trecientos setenta adjetivos.

Cuando Dios concedió Su Ley para instituir aquella nación, dijo por Moisés: “Mira, yo he puesto delante de ti hoy la vida y el bien, la muerte y el mal. Sigue, pues la vida, para que vivas”. Dt 30:15.

Pero hay quien haya sugerido que, en el nuevo otorgamiento de la gracia y en la nueva alianza propuesta por Jesús y ratificada en ocasión de la cena (la antigua Pascua), la base constitucional haya cambiado. Cuando el misivista de la epístola a los Hebreos dice que la ley nada perfeccionó, los menos instruidos piensan que se está refiriendo a la Ley de Dios, el Decálogo. Y, aunque admitan que aún hoy no se deben transgredir los nueve Mandamientos de la Ley de Dios, eliminan la observación del sábado, argumentando que Jesús abolió el sábado. Esto ocurre porque no entienden que los sábados abolidos fueron los festivos, que formaban parte de la ley de ordenaciones de Moisés.

El texto de la epístola a los Hebreos dice:

“Porque la ley, teniendo la sombra de los bienes venideros, no la imagen misma de las cosas, nunca puede, por los mismos sacrificios que se ofrecen continuamente cada año, hacer perfectos a los que se acercan”. Heb 10:1.

Sin embargo, el salmista dice que la Ley del Señor es perfecta. Sal 19:7. Por lo tanto, los dos textos no pueden referirse a una misma ley.

El texto de Hebreos trata sobre leyes de sacrificios, pues habla de ofertantes y sacrificios que se ofrecían anualmente.

Hay quien piense que la ley del Espíritu de Vida, de la cual habla el apóstol Pablo, es otra ley, lo que es una conclusión errónea. Después de todo, Jesús dijo que su Mandamiento es la vida eterna. Jn 12:50.

Además, como hemos manifestado en otros textos, a la Ley de Dios se la llama "La Justicia de Dios" y "La Verdad de Dios", "Su Alianza" y "Su Palabra", considerada eterna por otros textos. Observe:

“Y tu justicia es justicia eterna”. Sal 119:142. P. parte. Sal 111:3; Sal. 112:3 y 9.

“La verdad del Señor es para siempre”. Sal 117:2.

“Redención ha enviado a su pueblo; Para siempre ha ordenado su pacto”. Sal 111:9.

¿Qué es Su pacto?

“Y él os anunció su pacto, el cual os mandó poner por obra; los diez mandamientos”. Dt 4:13.

“Para siempre, oh Señor, permanece tu palabra en los cielos”. Sal 119:89.

Los judíos contemporáneos a Jesús no observaban los Mandamientos de Dios, y eso ya lo probamos bíblicamente en otros textos, en los cuales citamos las pruebas bíblicas. Si ellos guardaran los Mandamientos de Dios, habrían reconocido a Jesús; después de todo, la ley es la luz, y el Mandamiento, la lámpara. Pr 6:23.

Por lo tanto, si guardaran los Mandamientos de Dios recibirían luz, no habrían tropezado en la piedra de tropiezo, “La Ley de Dios”, y tendrían a Dios; puesto que “Y el que guarda sus mandamientos, permanece en Dios, y Dios en él” de acuerdo con 1 Jn 3:24. P. parte.

En Romanos 10, Pablo habla sobre sus parientes y dice que los judíos demostraban cuidado por Dios, aunque no lo hacían con entendimiento. Del mismo modo, muchos que se consideran cristianos ni saben quién es Cristo. Imaginan que Cristo es solo otro nombre de Jesús, el enviado o el Mesías, y no saben que Cristo es “La Palabra”. Observe en Ro 10 y Dt 30:11.

Por lo tanto, basta conferir los textos a los que hicimos referencia y las escamas serán retiradas. Pues, como Jesús dijo,

“Conoceréis la Verdad y la Verdad os hará libres”. Y como dijo el salmista, “Tu Ley es la verdad”. Sal 119:142, última parte. Y Jesús ofreció esa verdad. Pues “la ley por Moisés fue dada, mas la gracia y la verdad por Jesús, el Cristo, fue hecha”. Jn 1:17.

Oli Prestes

Misionero

Obs.: Obs.: Este texto está publicado em língua portuguesa aqui nesta pagina, com o título "LA LEY DEL ESPÍRITU DE VIDA"