LOS “SÍ” DE DIOS
Dios es condicional. O sea, Dios establece condiciones para todo: para obtener sabiduría, entendimiento, temor a Él, bendiciones, etc.; e incluso para la salvación, no obstante habernos dado Su único Hijo, probando así Su amor para con nosotros; y exactamente por eso, Él requiere nuestra prueba de amor hacia Él, en las condiciones impuestas por Él mismo.
Cuando Dios creó al hombre le concedió poder y autoridad, aunque le dijo que no comiera del árbol de la ciencia del bien y del mal para no morir. Ésa era la condición. Cuando Dios llamó a Abraham, le pidió lo que Él más amaba: Su hijo, que Dios afirmó ser el único, a pesar de que Abraham tenía otro hijo con una sierva de Sara. Esa fue la condición que Dios impuso a Abraham para bendecirle. Cuando Dios confirmó el reino a David, dijo que, si sus hijos guardasen Sus estatutos y mandamientos, se afirmarían para siempre en su trono. Esa era la condición para que el reino no fuera retirado de Su linaje. Cuando Dios eligió la nación de Israel como Su pueblo le ofreció Sus mandamientos y le ordenó a Moisés que estableciera estatutos y ordenanzas, condicionando Su bendición al cumplimiento de ambos en el orden establecido por Él. Así, por Moisés Él estableció:
La condición para la bendición:
“Acontecerá que si oyes atentamente la voz de Jehová, tu Dios, para guardar y poner por obra todos sus mandamientos que yo te prescribo hoy, también Jehová, tu Dios, te exaltará sobre todas las naciones de la tierra. Y vendrán sobre ti y te alcanzarán todas estas bendiciones, si escuchas la voz de Jehová, tu Dios. Te confirmará Jehová como su pueblo santo, como te lo ha jurado, si guardas los mandamientos de Jehová, tu Dios, y sigues sus caminos. Te pondrá Jehová por cabeza y no por cola; estarás encima solamente, nunca debajo, si obedeces los mandamientos de Jehová, tu Dios, que yo te ordeno hoy; si los guardas y cumples”. Dt 28:1-2, 9, 13.
La condición para la maldición:
“Pero acontecerá, si no oyes la voz de Jehová, tu Dios, y no procuras cumplir todos sus mandamientos y sus estatutos que yo te ordeno hoy, vendrán sobre ti y te alcanzarán todas estas maldiciones. Maldito serás tú en la ciudad y maldito en el campo. Maldita serán tu canasta y tu artesa de amasar; ¡maldito..., maldito..., maldito!” Versículos 15 y 16.
De esta forma, la transmisión de Sus mandamientos y estatutos resultaría en maldiciones. Esto se cumplió en diversas ocasiones y fue registrado textualmente por Daniel. Observe:
“Y no obedecimos a la voz de Jehová, nuestro Dios, para andar en sus leyes, que él puso delante de nosotros por medio de sus siervos los profetas. Todo Israel traspasó tu Ley, apartándose para no obedecer a tu voz. Por lo cual ha caído sobre nosotros la maldición y el juramento que está escrito en la ley de Moisés, siervo de Dios, porque contra Dios pecamos”. Dn 9:10 y 11. A pesar de que muchos se niegan a obedecer las leyes de Dios, se impuso el respeto a ellas como condición de la prueba de amor para con Él. Observe:
“Si me amáis, guardad mis mandamientos. El que tiene mis andamientos y los guarda, ese es el que me ama”. Jn 14:15 y 21, p.parte. Eso también es condición para conocerLo: “En esto sabemos que nosotros lo conocemos, si guardamos sus mandamientos”. 1 Jn 2:3.
También es condición para estar y permanecer en Él: “Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí y yo en él, este lleva mucho fruto, porque separados de mí nada podéis hacer. El que en mí no permanece, será echado fuera como pámpano, y se secará; y los recogen, los echan en el fuego y arden. Si permanecéis en mí y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queráis y os será hecho. En esto es glorificado mi Padre: en que llevéis mucho fruto y seáis así mis discípulos. Como el Padre me ha amado, así también yo os he amado; permaneced en mi amor. Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; así como yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor”. Jn 15:4-10. “Ahora, hijitos, permaneced en él, para que cuando se manifieste, tengamos confianza, para que en su venida no nos alejemos de él avergonzados. “Y el que guarda sus mandamientos, está en Dios, y Dios en él”. 1 Jn 2:28 y 3:24, p.parte.
Como vimos, solo los que guardan Sus mandamientos permanecen en Él. Además, solo los que practican la justicia de Dios, Sus mandamientos, son justos. Observe: “Hijos míos, que nadie los engañe; el que practica el bien es justo, como Jesús es justo.” Sabéis que Él es justo, sabed también que todo aquel que hace justicia es nacido de él”. 1 Jn 3:7 y 2:29.
Leyamos los siguientes pasajes para confirmar que los mandamientos de Dios son Su justicia, y que debemos practicarla.
“Hablará mi lengua tus dichos, porque todos tus mandamientos son justicia”. Sal 119:172.
“ ¡Si hubieras atendido a mis mandamientos! Fuera entonces tu paz como un río y tu justicia como las olas del mar”. Is 48:18.
En todo los mandamientos de Dios forman parte y son condición. Observe por ejemplo cómo es posible alcanzar la sabiduría y el temor al Señor.
“Hijo mío, si recibes mis palabras y guardas en ti mis mandamientos, haciendo estar atento tu oído a la sabiduría; si inclinas tu corazón a la prudencia, si invocas a la inteligencia y pides que la prudencia te asista; si la buscas como si fuera plata y la examinas como a un tesoro, entonces entenderás el temor de Jehová y hallarás el conocimiento de Dios, porque Jehová da la sabiduría y de su boca proceden el conocimiento y la inteligencia. Él provee de sana sabiduría a los rectos: es escudo para los que caminan rectamente”. Pr 2:1-7. Leer también Sal 119:97-104.
Algunas condiciones impuestas por Dios hablan claramente sobre algunos mandamientos, como por ejemplo la señal entre Dios y Su pueblo. Por Ezequiel, Él dijo: “Santificad mis sábados, y sean por señal entre mí y vosotros, para que sepáis que yo soy Jehová, vuestro Dios”. Ez 20:20. Y por Isaías:
Condición para ser hijo-siervo:
Y a los hijos de los extranjeros que sigan a Jehová para servirle,
que amen el nombre de Jehová para ser sus siervos; a todos los que guarden el sábado para no profanarlo, y abracen mi pacto,
yo los llevaré a mi santo monte y los recrearé en mi casa de oración”. Is 56:6 y 7, p.parte.
Condición para elevarse espiritualmente:
“Si retrajeres del día de reposo tu pie, de hacer tu voluntad en mi día santo, y lo llamares delicia, santo, glorioso de Jehová; y lo venerares, no andando en tus propios caminos, ni buscando tu voluntad, ni hablando tus propias palabras, entonces te deleitarás en Jehová; y yo te haré subir sobre las alturas de la tierra, y te daré a comer la heredad de Jacob tu padre; porque la boca de Jehová lo ha hablado”. Is 58:13 y 14.
Existen muchos “si” impuestos por Dios, pero Sus mandamientos siempre tienen prioridad por sobre todas las cosas. Si los pasajes
bíblicos citados no fueron suficientes para convencerlo sobre la obediencia a los mandamientos de Dios, todas las otras escrituras tampoco serían capaces de tal acto. Pero sepa que “Cosas que ojo no vio ni oído oyó ni han subido al corazón del hombre, son las que Dios ha preparado para los que lo aman”. 1 Co 2:9. Y el amor de Dios es el respeto a Sus mandamientos. “Pues este es el amor a Dios”. 1 Jn 5:3.
Oli Prestes
Missionero
Traduzido por Verónica Colasanto
Obs. Este artigo está publicado em língua portuguesa aqui neste site, título "Os se de Deus"