EL CRIMEN DE LA GUERRA de Juan Bautista Alberdi

Introducción

Juan Bautista Alberdi nació el 29 de agosto de 1810, el año de la Independencia sudamericana, en San Miguel de Tucumán, Rio de la Plata, al Norte de la República Argentina. Su padre y todos sus antepasados fueran vizcaínos. Su padre elegió la región de Tucumán como la más semejante, por el clima, a su nativa Vizcaya. Su madre murió al darle a luz. Alberdi atribuye su ardiente individualismo a los sentimientos vascos de autonomia local de su padre. Juan B. Alberdi fué el más joven y el sobreviviente de cinco hermanos.

Habendo terminado en Buenos Aires sus estudios de leyes, dejó su patria en 1838, sin recibirse de abogado, porque se negó a prestar el obligado juramento de fidelidad al dictador Rozas. Como muchos otros opositores a Rozas, marchó a Montevideo. Quatro años después pasó a Chile, donde permaneció tres años más ejerciendo la abogacia. Allí escribió su obra Bases y puntos de partida para la organización política de la Republica Argentina. Esta es una obra clássica de teoria constitucional y de ciencia política, y contribuió en la posterior prosperidad de Argentina.

En 1852 la dictadura de Rozas llegó al fin, mediante la revolución encabezada por Urquiza. Alberdi hizo conocer a Urquiza su libro Bases... Com esto la reputación de Alberdi cresció y Urquiza le confió el cargo de ministro plenipotenciario ante las principales cortes de Europa. Esse puesto era de la mayor necesidad, pues España aún no habia reconocido la independencia de Argentina, y urgía alcanzar ese reconocimiento. En Argentina habia un conflicto entre Urquiza y Mitre. Por esto, Alberdi debia probar también a las cortes europeas que Urquiza, y no Mitre, era el legitimo sucesor del poder reconocido del Estado Argentino. Más en 1860, Mitre venció a Urquiza y Alberdi fue revocado de sus funciones, quedando en Paris y trabajando como abogado.

En 1879, bajo la presidencia de Avellaneda, regresó a su patria, y fué elegido deputado por Tucumán, su provincia natal. Alberdi fue elegido vicepresidente de la Cámara. Y parecia que ese puesto le estuviera reservado como digna

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* Inácio Reinaldo Strieder es Profesor de Etica y Antropología Filosofica en la Universidad Federal de Pernambuco/Recife/Brasil

coronación de su carrera. Todavia la constituición de 1880 quizo que Buenos Aires volviese a ser solamente la prima inter pares de las ciudades de Argentina, y no la prima. Más Buenos Aires nuevamente se negó a someterse. En 1881 una serie de decretos estableció su preeminencia. Y Alberdi hubo de abandonar outra vez su patria. Tres años más tarde murió en Paris. Sus restos fueran repatriados a Buenos Aires en 1902.

Las Obras Completas de Alberdi constan en ocho volúmenes e fueron publicadas en Buenos Aires en 1887, y sus Escritos póstumos (1895) constituyen diez y seis volúmenes, de los quales, el segundo está formado por El crimen de la guerra.

El crimen de la guerra: - la importancia del libro

Alberdi escribió El crimen de la guerra, en Paris, para presentarlo en un concurso que abrió la Liga Internacional y Permanente de la Paz en el año de 1870, muy poco antes de estallar la guerra francoprusiana, pero no llegó a intervenir en el concurso porque no terminó el libro. En unas anotaciones que Alberdi escribió para el prefacio de su libro dijo: "Si no escribo en la mejor lengua, escribo en la que hablan cuarenta millones de hombres montados en guerra por su temperamento y por su historia. Pertenezco al suelo abusivo de la guerra, que es la América del Sur, donde la necesidad de hombres es tan grande como la desesperación de ellos por los horrores de la guerra inacabable..."(1). En la edición inglesa de El crimen de la guerra Thomas Baty escribe en el Prefacio: "con razón se há dicho de El Crimen de la guerra, que si en lugar de haber aparecido en la America española hubiese sido publicado en francés en Paris, Londres o Berlin habria producido sensación, circulado profusamente en numerosas ediciones y, a estas fechas, se hubiera conquistado el subtítulo de El Evangelio de la Paz"(2). C. Sánchez Viamonte, en el Estudio Preliminar a la edición española, Buenos Aires (1955) del libro La idea de paz y el pacifismo, de Max Scheler, escribe que El crimen de la guerra "merece ocupar un lugar de privilegio entre las obras más nobles, valientes y sagaces de la cultura humana. Ya hemos visto que Grocio y Kant constituen dos etapas en el camino de lo que este último denominó 'la paz perpetua'. Alberdi fué la tercera o, mejor dicho, lo sería si su autor hubiese sido europeo, como los anteriores"(3).

El crimen de la guerra: la división del libro

La tesis principal del libro es ésta: La guerra nos causa horror porque , esencialmente, es una injusticia. El libro comienza com un examen del "Origen histórico del Derecho de la Guerra". Alberdi atribuye su injusticia a las prácticas de los tiempos clásicos, y, particularmente, de Roma, donde ningún extranjero tenia derechos contra el Estado. La adhesión de Grocio a los princípios romanos tuvo desastrosa influencia en el Derecho Internacional moderno. Alberdi condena el Derecho Privado de Roma, no las analogias que Grocio extrajo de él para el arreglo de las disputas internacionales. Alberdi considera el opresivo y arrogante Derecho Público Romano como el generador del Derecho de la Guerra moderno. En el capítulo segundo, sobre la "Naturaleza Jurídica de la Guerra", Alberdi desarrolla la tesis que condena la guerra por su condición de juez en causa propria. En el tercero capítulo traza las orígenes de la Legislación Internacional, y pone de manifiesto las desventuras que há arrojado sobre el comercio e la libertad. El capítulo IV está dedicado a la determinación de la responsabilidad por la guerra, y recomenda que a los ministros y generales se les exija responsabilidad directa por sus actos. En el capítuo V Alberdi analiza los males que la guerra lleva consigo. Señala las pérdidas que aún el beligerante victorioso sufre en su libertad, en su propriedad, en su población y en su moral. En el capítulo VI indica el único remedio positivo: la cultura. El capítulo VII lleva el título El Soldado de la Paz. En ese capítulo Alberdi muestra cómo há de crearse esa atmósfera de cultura pacífica. En oposición a las ideas que ven en el espíritu belicoso la única garantía de la libertad nacional, afirma que la paz y la libertad son complementarias, y que no es más libre una sociedad porque cada uno de sus miembros esté preparado para lanzarse a la lucha. El capítulo VIII demuestra que el soldado professional debe despojarse de sus características guerreras y tender a identificarse con el "soldado de la paz", como guardia nacional del mundo El capítulo IX recomienda que los países neutrales sejan constituídos en judices securi orbis terrarum. Y Alberdi pregunta: "Por qué no hacer que cada nación esté permanentemente neutralizada?... Por qué no llegar a hacer que se considere como imperdonable crimen, para una nación, cruzar por la fuerza las fronteras de outra?" En el capítulo X, Alberdi expone su teoría del "Pueblo-Mundo", constituido por la desinteresada y universal opinión de los hombres de toda la tierra. En su último capítulo, titulado "La Guerra del Cesarismo en el Nuevo Mundo", Alberdi investiga la causa de la afición a la guerra, que caracteriza a la América del Sur. Descubre que la Independencia de ese continente tuvo que hacerse por medio de la fuerza, y la consecuencia fué una ilógica glorificación de la guerra. Muestra que en la historia de Argentina la guerra condujo a la dictadura, y la dictadura a la guerra.

Como apéndice a El Crimen de la Guerra siguen Apuntes sobre la guerra, que probablemente Alberdi tenía la intención de incluir en el cuerpo principal del libro.

El Crimen de la Guerra: las ideas del libro

Según mi opinión, estudiar las ideas de Alberdi acerca de la paz y de la guerra, aún hoy, es muy provechoso. Veamos:

Como ya dicho, al principio de su libro, Alberdi de pronto se enfrenta con el derecho romano, para condenarlo como culpable de que se llame "derecho de la guerra", a lo que él denomina de "crimen de la guerra", es decir, "el derecho de homicidio, del robo, del incendio, de la devastación en la más grande escala possible; porque esto es la guerra, y, si no es esto, la guerra no es guerra"(4). Y prosigue: "Estos actos son crimenes por las leyes de todas las naciones del mundo. La guerra los sanciona y convierte en actos honestos y legítimos, veniendo a ser, en realidad, la guerra el derecho del crimen, contrasentido espantoso y sacrílego que es un sarcasmo contra la civilización. Esto se explica por la historia. El derecho de gentes que practicamos es romano de orígen, como nuestra raza y nuestra civilización"(5).

Para Alberdi, el derecho público romano se confunde com el derecho de conquista. Y afirma: "Asi se explica la repulsión instintiva contra el derecho público romano de los talentos que se inspiraron en la democracia cristiana, y moderna, tales como Tocqueville, Laboulaye, Acollas, Chevalier, Coquerel, etc." Y agrega "La democracia no se engaña en su aversión instintiva al cesarismo. Es la antipatía del derecho hacia la fuerza como base de la autoridad, de la razón al capricho como regla de gobierno"(6).

Todo el libro de Alberdi es contra cualquier clase de guerra. No admite, como Grocio, la guerra justa. Para Alberdi, "la palabra guerra justa envuelve un contrasentido salvaje, es lo mismo que decir, crimen justo, crimen santo, crimen legal. No puede haber guerra justa, porque no hay guerra juiciosa. La guerra es la pérdida temporal del juicio. Es la enajenación mental, especie de locura o monomania... en el estado de guerra, nada hacen los hombres que no sea una locura, nada que no sea malo, feo, indigno del hombre bueno... El hombre en guerra no merece la amistad del hombre en paz... Guerra civilizada es un barbarismo equivalente al de barbarie civilizada. Excluir a los salvajes de la guerra internacional, es privar a la guerra de sus soldados naturales... Quando los medios son bárbaros y salvajes, es imposible admitir que la guerra pueda tener fines civilizados"(7). Alberdi fundamenta su argumentación en la moral cristiana. Para el hay incompatibilidad absoluta entre la moral cristiana y la guerra. Y para la moral cristiana la guerra es un crimen.Y negar la posibilidad de su abolición definitiva y absoluta es poner en duda la practicabilidad de la ley cristiana. El catecismo de la religión cristiana debe ser el catecismo de la paz. El dia que el Cristo ha dicho: presentad la otra mejilla al que os de una bofetada, la victoria ha cambiado de naturaleza. Desde entonces, la gloria no está más del lado de las armas, sino vecina de los mártires. Y Alberdi afirma: "La paz no vive en los tratados ni en las leyes internacionales escritas, existe en la constituición moral de cada hombre, en el modo de ser que su voluntad ha recebido de la ley moral según la qual ha sido educado. El cristiano es el hombre de paz, o no es cristiano"(8).

En realidad, Alberdi sabe que no es simples la abolición de las guerras, por esto indica caminos para reduzirlas. Para esto seria necesario arrancar el ejercicio de sus violencias de entre las manos de los beligerantes e entregarlo a la humanidad convertida en Corte Suprema de Justicia Internacional y representada para ello por los Estados más civilizados de la tierra (los neutrales!). Para Alberdi, la irresponsabilidad directa y física es lo que multiplica las guerras. Por esto, "la guerra se purificaria de mil practicas... si el que la manda hacer fuese sujeto a los principios comunes de la complicidad, y hecho responsable de cada infamia, en el mismo grado que su perpetrador inmediato y subalterno... La responsabilidad penal será, al fin, el único medio eficaz de prevenir el crimen de la guerra, como lo es de todos los crimenes en general. Mientras los autores principales del crimen de la guerra gocen de impunidad... (la guerra) se repetirá eternamente..."(9).

Alberdi no es sentimentalista ni irrealista. Por esto, mientras crea que sería possible que la humanidad civilizada vivise sin guerras, todavia está conciente que abolir la guerra es utopia. E dice: abolir la guerra "es como abolir el crimen, como abolir la pena. La guerra como crimen, viviese como el hombre; la guerra como pena de ese crimen no será menos duradera que el hombre. Que hacer a su respecto? En calidad de pena, suavizarla según el derecho penal común; en calidad de crimen, prevenirlo como a lo común de los crimenes, por la educación del género humano"(10).

Para Alberdi, la libertad democrática es el mejor y más eficaz de los medios utilizables contra la guerra. (En la actualidad, Bobbio afirma el mismo, cuando muestra que pueblos verdaderamente democráticos no guerrean unos con los otros). Es curioso que Alberdi, ya en 1870, ha dicho que "los Estados modernos, aunque independientes, forman un solo mundo por la solidariedad de los intereses que los relacionan y ligan indisolublemente..."(11). Y esta solidariedad impide que un pueblo pueda quedar neutral a la guerra en que dos o más pueblos de la gran sociedad humana luchan por interesses que son de toda la humanidad. Con esto Alberdi llega a una de sus más originales ideas: el pueblo-mundo.

El crímen de la guerra: el pueblo-mundo

Alberdi toma la expresión "pueblo-mundo" de la dominación romana, formada geográficamente por Europa, Asia y Africa, de tal modo que no eran un pueblo, sino un mundo. Y Alberdi piensa que ese pueblo-mundo volvia a reconstruirse en su tiempo, naturalmente en outra forma como en tiempo de los romanos. La base de ahora era la autonomia nacional de los numerosos pueblos independientes y separados existientes. La organización solidaria destos pueblos puede llevar la paz al mundo. Para Alberdi, esa liga, esa organización, vendrán por si mismas, como resultado espontáneo y lógico de la coexistencia de muchos Estados ajenos a la razón parcial o local que pone en guerra a dos o más de ellos.

Alberdi empieza por sostener que el hombre individual puede invocar el derecho internacional en defensa de su derecho personal atropelado, del mismo modo como la sociedad internacional puede pedir la intervención de ese derecho, cuando lo tiene por ley. Alberdi propone con esto una possibilidad de intervencionismo internacional en pueblos particulares. La originalidad de la tesis de Alberdi,en su tiempo, es esta: "Cuando uno o muchos indivíduos de un Estado son atropelados en sus derechos internacionales, es decir, de miembros de la sociedad de la humanidad, aunque sea por el gobierno de su país, ellos pueden, invocando el derecho internacional, pedir al mundo que lo haga respetar en sus personas, aunque sea contra el gobierno de su país"(12).

Así, por ejemplo, se explica el derecho del mundo a intervenir por la abolición de la esclavitud civil, crimen cometido contra la humanidad. Del mismo modo, Alberdi previa que un dia el derecho internacional tenia el poder de intervenir en favor de las víctimas de la tirania de los gobiernos criminales. Así la organización del pueblo-mundo se identifica con la defensa de la justicia internacional.

Alberdi propone sus ideas con esas palabras: "Para que las naciones formen un pueblo y se gobiernen por leyes comunes no es necesario que se constituyan en federación ni tengan autoridades comunes, a la imagen de las de cada Estado. Esa Sociedad existe ya por la ley natural que ha creado la de cada nación"(13). Alberdi invoca el poder del vapor, de la electricidad, del telégrafo, de la prensa, del ferrocarril, de los bancos de credito, del comercio, de la tolerancia, de la libertad y de la ciencia para estrechar a los pueblos através del espacio, y los intereses del comercio. Todo esto conduce al resultado antes previsto: "La gran faz de la democracia noderna es la democracia internacional, el advenimiento del mundo al gobierno del mundo, la soberania del pueblo-mundo como garantia de la soberania nacional"(14).

Hacia la realización de la idea del pueblo-mundo hay que pasar por un proceso. Para Alberdi, "antes que el mundo llegue a formar una sola y vasta asociación, lo natural será que se organice en otras tantas y grandes secciones unitarias como continentes. Ya se habla de los Estados Unidos de la Europa al mismo tiempo que, del otro lado del Atlántico, se habla de la Unión Americana"(15).

Pienso que es muy curioso que Alberdi tenga hecho propuestas que hoy estan se concretizando en el mundo.Para él, el comercio es el gran pacificador del mundo después del cristianismo (16). Ya tenemos las Naciones Unidas, la Comunidad Europea, el Mercosur, el Nafta y está en discusión la ALCA (Área de libre comercio de America). NAFTA y ALCA son asociaciones comerciales, e no humanitarias, de vantajas e interes principal de los Estados Unidos. Por esto no contribuyen mucho para la paz en América Latina, y si para la dependiencia de estos países en relación a los Estados Unidos. Todavia Alberdi creía que el comercio internacional sería un factor esencial para disminuir las guerras. Y los bloques internacionales de países el caminho para la paz mundial.

O que más propone Alberdi?

El soldado de la paz!

El crimen de la guerra: el soldado de la paz

Para Alberdi, "la paz es una educación como la libertad, las condiciones del hombre de paz son las mismas que las del hombre de libertad... La ley de la antigua civilización era el derecho. Desde Jesucristo la civilización moderna tiene por regla fundamental, lo que es honesto, lo que es bueno... Llamamos bueno, no al hombre meramente justo, sino al hombre honesto, es decir, más que justo"(17). Y, según Alberdi, la justicia está armada, la honestitad desarmada. Cuando describe la función del soldado en la guerra, Alberdi lo compara al verdugo. Si el rol del verdugo nos causa disgusto, es que la pena de muerte repugna a la naturaleza y excede siempre al crimen más grande por sus proporciones. Así, también, el soldado que mata en la guerra nos debe repugnar. Más, para Alberdi, soldado y guerrero no son sinónimos. "El soldado, en su más noble y generoso rol, es el guardián de la paz... Hacer de la guerra una profesión, una carrera de vivir, como la medicina, el derecho, etc., es una inmoralidad espantosa. Ningún militar sensato osaria que su profesión es la de matar hombres por mayor y en gran escala. Luego la guerra es la parte excepcional y extrema de la carrera del soldado, que naturalmente es más noble y brillante cuanto menos batallas cuenta... Hacer de la guerra la profesión y carrera del soldado, en una democracia, es convertir la guerra en estado permanente y normal del país. Ejemplo de esto, la democracia de las Repúblicas de Sud America. El soldado no tiene más que un pensamiento, que absorbe su vida, llegar a ser general, y como no se ganan los grados sino en los campos de batalla, la guerra viene a ser para toda una clase del Estado una manera de elevarse a los honores, al rango, a la riqueza... y los grandes salarios son un privilegio vitalicio del militar; la guerra viene a ser la reina de las industrias del país"(18). Desta forma, en la guerra, considerada como un crimen, los soldados y agentes que la ejecutan son complices del soberano que la ordena. En la guerra considerada como un acto de justicia penal, el soldado ejecutor del castigo hace el papel de verdugo internacional. Su papel puede ser legal, útil, meritorio; pero no es más brillante que el del que ejecuta los fallos com que la justicia criminal ordinaria venga a la sociedad ultrajada. El verdugo no es más que el soldado de la ley penal ordinaria... el soldado ejecutor de los estragos de la guerra se equipare al del verdugo, si la guerra es legal y justa; o al del asesino y ladrón, por complicidad, si la guerra es un crimen, o al papel de las bestias de combate, si la guerra es un juego de azar..."(19). Para Alberdi, las cruzes con que se condecora los militares son para cubrir la sangre, como los perfumes en los climas ecuatoriales sirven para disimular la putrefación. Por esto, el hombre de espada no tiene más que un modo de ilustrar su carrera terrible en lo futuro, y es el de no desnudarla jamás de la vaina. Así, el único soldado noble es el soldado de la paz. Y así como la sociedad civil se arma sólo por defenderse del asesino, del ladrón, del bandido doméstico, ella podría no dar outro destino a sus ejércitos que el que tienen sus guardias civiles, municipales, campestres, nacionales, etc. Por esto, según Alberdi, la civilización política no habrá llegado a su término, sino quando el soldado no tenga outro carácter que el de un guardia nacional de la humanidad. El soldado de la civilización es más inteligente, con el exterior más humano, menos feroz que el soldado bárbaro. El soldado civilizado debe ser educado por la libertad y jamás tornarse complice de la guerra que la conciencia condena.

Conclusiones:

Sin duda, Alberdi en muchos aspectos de su libro El crimen de la guerra es original. Todavia hay aspectos próximos a las ideas que Kant apresenta en su libro La paz perpetua. Así, Alberdi propone bloques internacionales; tribunales internacionales; la abolición de los ejércitos permanentes; abololición de los ejércitos nacionales; aproximaciones culturales de los pueblos; libertad de conciencia. Y que los culpables por las guerras sean punidos por la humanidad. Para Alberdi, el derecho es uno para todo el género humano, en virtud de la unidad misma del género humano. Uno solo diós, uno solo hombre como especie, uno solo derecho como ley de la especie humana. Toda la guerra es injusta porque los jueces no son neutrales, son los proprios litigantes, que guerrean por interes particular. Por esto toda la guerra es un crimen y, al vez de hablar del derecho de la guerra, debe hablarse del crimen de la guerra.

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Anotaciones

(1) Cf. ALBERDI, Juan Bautista. El Crimen de la Guerra. Buenos Aires, Biblioteca Digital Argentina, 2002, p 11

(2) Idem p 04

(3) Cf. SCHELER, Max. La Idea de Paz y Pacifismo. Buenos Aires, Ediciones populares argentinas, 1955, p 23

(4) Cf. El Çrimen de la Guerra, op.cit. p 13

(5) Cf. idem

(6) Idem , p 15

(7) Idem, p 27

(8) Idem, p 17

(9) Idem, p 45

(10) Idem, p 64

(11) Idem, p 92

(12) Idem, p 100

(13) Idem, p 47

(14) Idem, p 106

(15) Idem, p 38

(16) Cf. idem, p 38

(17) Cf. idem, p 77 y 78

(18) Cf. idem, p 83 y 84

(19) Cf. idem, p 84

Inácio Strieder é professor de Filosofia- Recife-PE.