El novio en la galaxia

Una linda joven tenía un gran sueño, que era ver a todos los planetas y se imaginaba viviendo una vida tranquila y muy feliz…

Ella quería ver a todos los planetas y sentir la emoción de estar cerca de una estrella… Se perdiendo en sus pensamientos que eran tan grandes cuanto una galaxia. Un día ella se despertó y vio a varios planetas cerca de ella.

Por supuesto que viéndolos ella había realizado su sueño. Se puso muy contenta. No entendía lo que pasaba.

Quedó pensando para entender lo que sucedía. No podía ser verdad todo eso. Ella podía ver a prácticamente todos los planetas que componen nuestra galaxia. La joven se acostó y volvió a dormir. Un sueño profundo…

¿Será que la joven creó todo ese escenario por la fuerza de la mente? Es decir, cuando uno quiere algo de una forma tan deseado es capaz de se lo inventar en la mente y realizar su sueño, pese de ser solo una representación de una realidad intangible?

En la mañana siguiente la chica se despertó con grandes reflexiones sobre todo lo que había ocurrido en la noche. Pensó que se estaba volviendo loca. No era posible algo parecer tan real y de la nada despertarse en otra realidad.

Con esos pensamientos surge un bichito. No lo veía muy bien debido a haberse despertado con la visión oscura. Imaginó que pudiera ser una araña o algo así. Pero el bicho fue acercándose y tenía la apariencia a una personita, pero con alas. Ella se fijó hacia la imagen que veía de la cosa. No podía creerse. Era un Hada.

El Hada le dijo a ella: Debes encontrar el planeta que vistes en la noche pasada. Aquél que brillaba de una forma surreal. Rojo. Este planeta te hará muy feliz.

Ella no podía creer en aquella historieta sin sentido. Eso no pasaba de ilusiones de una noche mal dormida. La joven le pidió a la Hada una prueba para que aquello tuviese sentido. Para que pudiera creer en algo. Pues, ora, la chica quería alguien, no podía dejar que la oportunidad se fuese. Claro que esos pensamientos no pasaban de bromas consigo mismo. De toda forma, no podía llevarse a tonta con aquella historia. Tampoco era niña para ver la vida de una forma más sencilla, no. Jamás.

Entonces el Hada le dijo:- Vale. Vete a una discoteca. La más cerca posible. En este lugar encontrarás a un hombre muy bonito. Tu planeta. Brillante, rojo, bello, de pelo largo y yaqueta vaquera.

El Hada dijo un “sea feliz” y se fue. Desapareció en la vista de la joven.

La joven pensó que estaba loca. Para ella, aquella hadita no pasaba de una cosa de la imaginación de una joven con ganas de ligar. Todo creación de la imaginación. Fantasías eróticas de jóvenes.

Pero, la joven, aunque no creese en lo que dijo el Hada, se quedó muy molesta por no ser verdad que había visto aquellas cosas bonitas en la noche. Los planetas… - así piensa ella.

Ella no podía imaginarse. El Hada que estaba en sus pensamientos solo vino para hacerle cosas buenas. Quería realizar su sueño y mostrarle su amor oculto, encarcelado en los planetas de su mente. No podía salir de ellos sin que ella viera al mundo real y tangible.

Por la noche la muchacha quiso salir. Aunque muy claro que no pasaría las cosas de su imaginación. Pero quería salir, divertirse, hablar con gente. Ir a una discoteca.

Se puso un vestido muy bonito, un talcón alto, una media , se hizo un peinado muy revolucionario y salió.

Al llegar en la puerta de la discoteca ella vio a las luces muy fuertes, lo que la hizo acordarse del lindo planeta de anoche. Brillante...pero llevó sólo como un recuerdo.

Así que, pensamientos vienen y vuelven… Ella entra en la discoteca y ver a unas muchachas que bailaban y la observaban.

El Dj puso una música romántica del equipo “ Hoy será". A la joven le encantan músicas románticas. Empezó a bailar de forma muy tímida. En su lentitud giró hacia el balcón de la discoteca y vio a un hombre. La fijaba intensamente. Hombre muy bonito. Llevaba yaqueta roja y pelo largo.

“Carajo, mierda. Qué está pasando”. Se recordó del Hada. “¿Es posible, Dios mío?´” Sí, lo es.” Contestó a sí misma.

Parecía que el chico se había encantado por ella. La miraba de una forma muy bonita y al mismo tiempo pícaramente. Y por supuesto, la joven le miraba igual, aunque tímida.Pero estaba enamoradísima. Había sido amor a primera mirada. Quedaron por unos ratos cambiando miradas.

Ella no se contuvo y caminó hacia él.

Joven: Hola, ¿qué tal?

Chico: Hola. Bien, bien.

Joven: ¿Aceptas bailar?

Chico: No sé… No tengo mucha flexibilidad para bailar. Pero si me enseñas. Quizás.

Ella lo miró con una mirada pícara…

Bailando y platicando la charla empezó a ponerse más íntima. De la nada empezaron a besarse. Espectacular la actitud de la chica. No pensó un momento en lo que había dicho el Hada. Las actitudes salieron de una forma muy extraña.

Fue el reencuentro con el mundo real. El romance de la galaxia en verdad era posible, lo que necesitaba era que la galaxia fuera un planeta real. Visible y sensible. La joven estaba presa en sus pensamientos de la irrealidad. Sus sueños estaban en un pozo oscuro de los planetas. Su libertad, intuición, femineidad, todo preso en un sueño que idealizamos en nuestra mente. Su sueño era conocer los planetas, pero en unos de sus constantes idas hacia ellos se había olvidado de traer consigo su vida, sus deseos personales en su mundo.

La joven no entendía como se había maquinado toda aquella historia. Aunque no hiciera sentido un sueño de aquel tipo ser realidad, de alguna forma el sueño ha sido lo responsable de que ella volviera a su mundo.